En la madrugada del sábado 19 de julio, un operativo preventivo montado por efectivos del Distrito de Prevención 4 desbarató una fiesta clandestina en una finca ubicada en el paraje Zanja Honda, al norte de Tartagal. Con más de 300 personas presentes —según estimaciones policiales—, el encuentro contaba con venta de entradas y expendio de bebidas alcohólicas sin ningún tipo de autorización oficial.
La secuencia de acción desplegada dio inicio cuando la patrulla local identificó luces intensas y música a todo volumen en el predio. Al constatar que no existían permisos vigentes, se ordenó inmediatamente la interrupción del evento. La responsable del lugar recibió una infracción bajo el artículo 124, inciso A, de la Ley provincial 7.135/01, quedando la finca clausurada en el acto.
Durante los controles de rigor, los agentes hallaron una motocicleta que circulaba con pedido vigente de secuestro. Automáticamente, el vehículo fue retenido y alojado a disposición de la Justicia junto con su conductor.
El caso quedó a cargo de la Fiscalía Penal 2, que ya inició las actuaciones pertinentes en el marco de la investigación. En el clima festivo, no se registraron enfrentamientos ni incidentes graves: el procedimiento se desarrolló con total normalidad, destacaron las fuentes oficiales.
Los operativos sorpresa contra eventos no autorizados se vienen intensificando en el norte salteño, especialmente desde que la provincia complicó los requisitos para funcionar en zonas rurales. Las multas por vender alcohol sin habilitación ni control sanitario pueden alcanzar cifras elevadas y además exponen a los organizadores a sanciones penales.
La clausura de esta fiesta en Zanja Honda remarca las dificultades que atraviesan muchos anfitriones del interior para organizar eventos durante la noche, cuando el control es más complejo y los riesgos legales se multiplican.