En un contexto marcado por la presión internacional y el hartazgo global ante la escalada de violencia en Medio Oriente, Hamas anunció su disposición a liberar a todos los rehenes —vivos y fallecidos— que mantiene desde el 7 de octubre. El gesto llega tras un ultimátum del presidente estadounidense Donald Trump, quien había advertido que, si el grupo no aceptaba su propuesta antes del domingo, “todo el infierno caería sobre ellos”.
El comunicado de Hamas, difundido en sus canales oficiales, señala que acepta la fórmula de intercambio propuesta por Trump y que está dispuesto a iniciar negociaciones para definir los detalles. A cambio, exige que el futuro gobierno en Gaza esté integrado únicamente por representantes palestinos, rechazando la idea de una administración externa.
Trump, por su parte, confirmó que hay contactos en curso y llamó públicamente a Israel a frenar los bombardeos sobre Gaza para facilitar la liberación de los cautivos. A través de sus redes sociales, dijo que cree que Hamas “está listo para una paz duradera” y agradeció los gestos de acercamiento.
La intervención directa del mandatario norteamericano reconfigura el escenario diplomático, en medio de una guerra que ya dejó miles de muertos, heridos y desplazados. Aunque no ocupa hoy la presidencia, su figura sigue teniendo peso en la política internacional, especialmente entre aliados estratégicos como Israel.
En el mismo comunicado, Hamas también agradeció los esfuerzos del expresidente para frenar la guerra y expresó su disposición a entregar el control del enclave, aunque con condiciones. La posibilidad de una tregua, aunque aún lejana, vuelve a aparecer como una alternativa frente a la creciente crisis humanitaria que atraviesa Gaza.
Mientras tanto, se espera que Trump publique en las próximas horas un mensaje grabado reforzando su postura, en línea con sus declaraciones en redes sociales.
La noticia tuvo eco en Argentina, donde diversas comunidades siguen con atención lo que ocurre en Medio Oriente. En las últimas semanas se realizaron marchas y vigilias en distintos puntos del país para pedir por la paz y el fin de los ataques.
El anuncio de Hamas fue recibido con moderado optimismo por sectores que promueven el diálogo y la resolución pacífica del conflicto. Si se concreta la liberación de rehenes, podría abrirse una nueva etapa en una guerra que lleva casi un año sin solución.
A pesar de este posible avance, la situación en Gaza sigue siendo dramática. La población civil continúa bajo bombardeos, con servicios colapsados y sin acceso a asistencia humanitaria. Las organizaciones internacionales alertan sobre una emergencia sin precedentes.
En este contexto, cada gesto cuenta. La liberación de cautivos podría ser un paso clave, no solo para aliviar el drama humano, sino también para comenzar a construir un proceso de paz real y sostenido, aunque el camino esté lleno de obstáculos.
