El esperado viaje de Jean-Michel Bouvier a Salta quedó suspendido de manera inesperada tras un violento ataque sufrido en plena calle en París. El padre de Cassandre Bouvier, que había planeado su llegada a la provincia del 21 al 28 de noviembre, se vio imposibilitado de emprender el vuelo luego de recibir golpes que le provocaron fracturas en el hombro, húmero y cadera.
El incidente ocurrió cuando, según relataron fuentes cercanas, Bouvier fue agredido por un ciudadano de origen chino tras una discusión en la vía pública. La caída provocada por el impacto dejó al hombre de 77 años con lesiones graves, que requieren reposo absoluto y cuidados médicos intensivos.
A través de un mensaje difundido este jueves, Bouvier confirmó que su intención de viajar a Salta sigue intacta, aunque por el momento debe concentrarse en su recuperación. "Regresaré porque mi determinación es exigir a las autoridades salteñas, presentes y pasadas, toda la verdad sobre la violación y el asesinato de Cassandre. También espero recibir disculpas formales y detalladas por la actuación de la Justicia en proteger a los verdaderos culpables", expresó el francés.
Si bien el episodio de París no guarda relación directa con la causa judicial vinculada a la muerte de su hija en Salta, el hecho vuelve a poner en foco la expectativa internacional sobre el seguimiento de los hechos ocurridos en la provincia. La comunidad local y diversos actores judiciales miran ahora con atención cómo se desarrollará la recuperación de Bouvier y cuándo podrá retomar su viaje a la Argentina.
El viaje, que originalmente tenía fecha de inicio el 21 de noviembre, había generado gran repercusión en Salta debido al interés mediático y social que todavía genera el caso de Cassandre Bouvier. La familia había planeado visitas a distintos puntos de la provincia para reunirse con autoridades locales y seguir de cerca la investigación judicial.
La suspensión de la visita subraya la vulnerabilidad de los afectados por la tragedia y la complejidad de las gestiones que implica exigir justicia en casos con implicancias internacionales. Mientras tanto, desde Salta se mantiene la expectativa de que, una vez recuperado, Bouvier pueda concretar el viaje y mantener reuniones que, según él mismo señaló, buscan esclarecer lo ocurrido y garantizar un cierre formal de la causa.
El hecho también generó un repudio generalizado ante la violencia sufrida por el padre de Cassandre en Francia, resaltando la gravedad de los ataques que pueden ocurrir incluso fuera del contexto de conflictos judiciales. La comunidad salteña, cercana a la familia y sensibilizada por el caso, manifestó solidaridad y deseos de pronta recuperación para Bouvier.
Más allá de la urgencia de su recuperación física, el padre de la joven francesa mantiene firme su postura respecto a la búsqueda de justicia en Salta. La provincia, que se vio envuelta en un caso que conmovió a la opinión pública internacional, vuelve a estar en el centro de la atención debido a la combinación de factores judiciales y personales que rodean a la familia Bouvier.
En los próximos días, se espera que se definan nuevas fechas para la visita del francés, siempre que su estado de salud lo permita. Mientras tanto, su mensaje recalca un objetivo claro: obtener respuestas concretas de la Justicia salteña, al tiempo que formaliza un reclamo que sigue pendiente desde hace años.
La noticia, que mezcla la preocupación por un ataque violento en París y la expectativa por la llegada de un visitante internacional comprometido con la causa de su hija, vuelve a situar a Salta en la agenda mediática y refuerza la necesidad de transparencia en la investigación judicial. Los vecinos y distintos sectores de la provincia esperan que, cuando se concrete el viaje, la visita de Bouvier permita generar un espacio de diálogo y compromiso por la verdad.
Mientras tanto, la familia se concentra en la recuperación de Jean-Michel y en mantener viva la memoria de Cassandre, cuyo caso sigue siendo un punto de referencia sobre la necesidad de justicia efectiva en la provincia de Salta. La combinación de dolor personal y exigencia judicial convierte esta historia en un recordatorio sobre la vulnerabilidad de las víctimas y la importancia de procesos claros, que puedan ofrecer respuestas a nivel local e internacional.
