El gobierno de Pedro Sánchez, ese faro de la virtud socialista, "ponele", se tambalea en un remolino de corrupción y fiestas de alto voltaje erótico que harían sonrojar al mismísimo Calígula.
El “caso Koldo” no es solo un escándalo, es una telenovela de sobornos, fiestas sexuales y fondos públicos despilfarrados en lo que parece una mezcla de House of Cards y una película de serie Z. ¿Quién necesita Netflix cuando tienes al PSOE organizando saraos con “señoritas” y empresarios de la obra pública en 28 pisos turísticos de Madrid? ¡Todo un plan de reactivación económica, oiga!
Koldo García, el exasesor de José Luis Ábalos, debe estar redactando su currículum para guionista de Hollywood, porque los chats encontrados por la UCO son puro oro: “la puta del otro día”, “mamadas” y listas de “brasileiras” para agasajar a los amigotes del ladrillo. Y luego está Anaís, alias Letizia Hilton, la “modelo” que se paseaba por el cine para adultos con Jordi “El Niño Polla” y que, en un alarde de sutileza, intentó esconder un disco duro en el pantalón durante un registro en casa de Ábalos. ¿Qué guardaba ahí? ¿El guion de la próxima entrega de “Corrupción en Moncloa”?
El PSOE, siempre tan progresista, ahora se rasga las vestiduras. Pilar Bernabé, con la mano en el pecho, clama que es “asqueroso y repugnante”, mientras las feministas del partido piden sancionar el consumo de prostitución en su código ético. ¡Qué ironía! El mismo partido que quiere abolir la prostitución parece haberla subvencionado con dinero público. Esto es como querer apagar un incendio con gasolina. Y mientras, la prensa titula de manera ultra amarillista: El País, con su elegante “De puteros y triángulos”, y El Mundo, más directo, bautizando a Anaís como “la pija del porno”. ¡Titulares dignos de un Óscar al sensacionalismo!
La oposición, claro, está en su salsa. Lone Belarra, desde Podemos, dice que Sánchez “no está legitimado para gobernar”, como si ella acabara de descubrir la pólvora. Y el PP, con su habitual sutileza, lo llama “indecente, corrupto y traidor”. En Moncloa, mientras tanto, tiemblan ante la posibilidad de más filtraciones, que deben ser como bombas de racimo a estas alturas. Los socios de Sánchez —Sumar, ERC, PNV, Junts— ya empiezan a mirar la puerta de salida, poniendo condiciones para no tirar la legislatura por la borda antes de 2027.
En fin, aquí estamos, contemplando el circo de un gobierno que parece gobernar desde un afterhours. Si esto es el “progreso” que nos prometían, que alguien me pase el mando a distancia para cambiar de canal. ¡Qué asco, qué vergüenza, pobre España!