Un violento tornado azotó este viernes por la tarde la ciudad de Rio Bonito do Iguaçú, en el estado de Paraná, y dejó al menos seis muertos y 750 heridos. El fenómeno, que sorprendió a los habitantes de la región, provocó el colapso de viviendas, el vuelco de autos y la destrucción casi total de varias cuadras.
Según informaron las autoridades locales, los vientos alcanzaron los 250 kilómetros por hora y arrasaron con la ciudad de 14.000 habitantes en cuestión de minutos. Este sábado, mientras continuaban las tareas de rescate, los equipos de emergencia actualizaban el número de víctimas y asistían a cientos de damnificados.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ordenó el envío de un equipo de expertos para evaluar los daños y coordinar la ayuda federal.
“Destruyó todo. Destruyó la ciudad, casas, colegios. ¿Qué va a ser de nosotros?”, relató entre lágrimas una comerciante local, Roselei Dalcandon, cuya tienda quedó reducida a escombros.
El balance oficial del gobierno de Paraná confirmó seis fallecidos y nueve heridos de gravedad, aunque no se descarta que la cifra aumente debido a personas aún desaparecidas.
Los bomberos y equipos de salud de municipios vecinos trabajan desde el viernes por la noche en las zonas más afectadas, mientras la comunidad intenta recuperarse de una de las peores tragedias meteorológicas en la historia reciente de la región.
