Lo que comenzó como un nacimiento sin complicaciones, se transformó en una historia de lucha y desesperación para los padres de Giovanni, un bebé cordobés que hoy permanece internado en terapia intensiva en la clínica Vélez Sarsfield. La causa: habría recibido una dosis de fentanilo contaminado, lo que derivó en una grave infección por Klebsiella, una bacteria potencialmente mortal.
La situación expone una alarmante falla en el sistema sanitario y abre una profunda discusión sobre el control de medicamentos en Argentina.
El origen del drama: una sedación que lo cambió todo
Giovanni nació el 26 de abril por cesárea y sus primeras horas de vida transcurrieron con normalidad. Sin embargo, una serie de señales clínicas comenzaron a preocupar al equipo médico: baja saturación de oxígeno y un estado de agitación anómalo. Para estabilizarlo, los médicos decidieron intubarlo y administrarle fentanilo como sedante.
“El bebé hacía sus propias respiraciones, se agitaba con el respirador. Por eso tomaron la decisión de sedarlo, para que no se pusiera peor”, explicó su mamá, Sol Basualdo, en declaraciones radiales.
El 9 de mayo: el día que todo cambió
Fue el día más oscuro para la familia. Giovanni sufrió una severa descompensación y su pronóstico era crítico. A la par, la ANMAT emitía una alerta nacional por la detección de fentanilo adulterado en varios centros de salud del país.
Esa información fue una posible respuesta al calvario de Giovanni. Tras una batería de estudios, se descubrió que había contraído Klebsiella, una bacteria agresiva que no estaba presente en su entorno. “Hicieron hisopados en toda la clínica y nadie tenía esa bacteria. Ni yo. No sabíamos de dónde la había agarrado. Cuando vimos que lo estaban sedando con fentanilo, supimos que eso tenía que ser”, sostuvo la madre.
