El Gobierno nacional evalúa mantener un encuentro con la nueva conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) antes de presentar al Congreso el proyecto de reforma laboral. La intención oficial es reducir tensiones con los sindicatos y que el debate legislativo no se produzca en medio de conflictos, algo que también preocupa en provincias como Salta, con fuerte actividad sindical.
Los dirigentes en cuestión son Cristian Jerónimo, del Sindicato del Vidrio; Jorge Sola, de Seguros; y Octavio Argüello, de Camioneros. Aunque todavía no hay fechas confirmadas, desde Casa Rosada anticipan que algún tipo de reunión será necesaria antes de enviar la reforma.
El proyecto propone cambios en la Ley de Contrato de Trabajo para disminuir costos de contratación e impuestos laborales, y plantea la mediación y el arbitraje como mecanismos de resolución de conflictos, evitando judicializaciones prolongadas. Los ministros Federico Sturzenegger y Luis Caputo, junto con el secretario de Trabajo Julio Cordero, son los encargados de delinear estas medidas.
Desde la CGT dejaron en claro que están dispuestos al diálogo, pero no aceptarán medidas que impliquen pérdida de derechos, como topes en indemnizaciones, bancos de horas o salario por productividad. Jerónimo señaló que la discusión será “sobre bases convencionales y con criterios razonables”, mientras Sola recordó que no acompañarán medidas similares a decretos anteriores declarados inconstitucionales.
En Salta, donde los sindicatos tienen un rol central en sectores como transporte, minería e industria, la reforma laboral nacional tendrá un impacto directo en la dinámica laboral y económica de la provincia. Por eso, tanto el gobierno como los dirigentes buscan un canal de diálogo abierto que permita avanzar en acuerdos y generar previsibilidad.
La reunión con la nueva CGT se perfila como un paso clave para definir el rumbo de la reforma laboral en todo el país, con especial atención en cómo afectará a los trabajadores del norte argentino.
