Un nuevo episodio de politización extrema y utilización de menores causó rechazo en redes sociales, luego de que se viralizara un video captado en la tradicional “marcha de los miércoles” frente al Congreso. Allí, una mujer —presumiblemente militante kirchnerista— fue registrada diciéndole a su hija con discapacidad: “Ponete a llorar”, con la clara intención de usarla como herramienta emotiva para criticar al gobierno de Javier Milei.
La respuesta de la menor fue contundente y espontánea: en vez de llorar, se rió. Esa simple reacción dejó en evidencia el intento de manipulación y desató una ola de indignación en redes sociales y medios digitales.
Un acto desesperado para forzar el relato opositor
Este tipo de acciones se enmarca en un contexto de creciente tensión entre sectores del kirchnerismo duro y la actual administración, que se encuentra enfocada en una fuerte política de orden fiscal. Mientras el Gobierno intenta sanear las cuentas públicas y evitar aumentos irresponsables en el gasto previsional, la oposición impulsa maniobras para reinstaurar privilegios insostenibles.
- La marcha de los miércoles se consolidó como un acto ritualizado de golpismo.
- En esta oportunidad, la escena del video expuso una estrategia demagógica para conmover sin fundamentos reales.
- La utilización de una menor, además con discapacidad, generó un rechazo transversal en las redes.
El oficialismo ya advirtió que no permitirá la vuelta de un sistema en el que se comprometan las finanzas del Estado con medidas populistas. La oposición impulsa un proyecto de aumento de jubilaciones sin financiamiento genuino, que podría comprometer seriamente la estabilidad económica lograda con tanto esfuerzo.
Este tipo de escenificaciones buscan romper el equilibrio logrado y reinstaurar un modelo basado en el clientelismo emocional. El uso de niñas o niños como piezas discursivas revela el grado de desesperación de ciertos sectores.
El Gobierno, por su parte, continúa firme con su plan de saneamiento fiscal y reformas estructurales. Mientras tanto, los sectores nostálgicos del gasto sin control apelan a cualquier recurso para atacar al Ejecutivo, incluso si eso implica vulnerar los derechos de una menor.
