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PROYECTO POLÉMICO

Quién es la diputada K que busca ponerle precio a los gases de las vacas

Lucía Lorena Klug, legisladora de Unión por la Patria, presentó una iniciativa que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la ganadería.

Quién es la diputada K que busca ponerle precio a los gases de las vacas

La diputada bonaerense Lucía Lorena Klug generó un fuerte debate en el ámbito político y agroindustrial tras presentar un proyecto de ley que propone gravar las emisiones de metano producidas por las vacas en la provincia de Buenos Aires. La iniciativa, bautizada como "Tasa Ambiental sobre el Metano en Buenos Aires" (Tamba), plantea un esquema de impuestos que apunta a mitigar el impacto ambiental de la ganadería y fomentar prácticas más sostenibles.

Klug, militante popular y feminista con trayectoria en el activismo social y cercana al dirigente Juan Grabois, es profesora de Historia egresada de la Universidad Nacional de Luján y ha desempeñado funciones como consejera superior en representación del estudiantado. Actualmente representa a la segunda sección electoral de la provincia, que incluye distritos como Exaltación de la Cruz.

El proyecto establece la creación de un fondo fiduciario que se financiará con lo recaudado mediante la Tamba y que se utilizará para compensar emisiones a través de una gestión más eficiente de los residuos sólidos urbanos, en línea con la Ley N° 13.592 sobre gestión integral de residuos en Buenos Aires. La diputada fundamenta la medida en la urgencia de enfrentar el cambio climático, destacando que la provincia concentra un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero del país. De este total, el 27% corresponde al metano, y la ganadería explica casi un quinto de esas emisiones, principalmente por la fermentación entérica y el manejo del estiércol.

La propuesta detalla que la tasa se aplicará a empresas ganaderas legalmente responsables, calculando el impuesto según los kilogramos de CO2 equivalente emitidos por cada establecimiento. La fórmula considera tanto la cantidad de cabezas de ganado como las características productivas de cada empresa, siguiendo la reglamentación que determine la autoridad provincial. El objetivo declarado es garantizar que la actividad ganadera pueda sostenerse a largo plazo desde el punto de vista ambiental, incentivando prácticas más responsables con el clima.

La iniciativa llega en un momento de alta tensión política en la provincia de Buenos Aires, con negociaciones en marcha por la definición de autoridades en la Cámara de Diputados y preocupaciones sobre el nivel de endeudamiento bajo la gestión de Axel Kicillof. En este contexto, la propuesta de Klug se percibe como un gesto final de su gestión legislativa, buscando abrir el debate sobre la responsabilidad ambiental del sector ganadero, aunque sin contar con respaldo mayoritario en la legislatura.

La medida también pone sobre la mesa una discusión sobre la viabilidad económica de imponer impuestos ambientales en actividades productivas tradicionales, tema que genera opiniones encontradas entre especialistas y productores. Mientras algunos destacan la necesidad de incentivar la reducción de emisiones y la adaptación a estándares internacionales de sostenibilidad, otros alertan sobre el impacto que un gravamen de este tipo podría tener en la competitividad del sector, tanto en la provincia como en el resto del país.

Además, el proyecto menciona que otras fuentes de metano, como rellenos sanitarios y basurales a cielo abierto, también contribuyen a la contaminación, y que parte de los fondos recaudados se destinarán a mejorar la gestión de residuos, reduciendo así la huella ambiental de la provincia en su conjunto. En este sentido, la Tamba no solo busca afectar a la ganadería, sino generar un incentivo general para prácticas más responsables y sostenibles, integrando el cuidado del medio ambiente en la planificación económica.

Lucía Lorena Klug, al presentar la iniciativa, remarcó que la legislación busca posicionar a Buenos Aires como una provincia que asume su rol frente al cambio climático, considerando tanto la densidad poblacional como el desarrollo económico que concentra. Si bien la propuesta ha generado polémica y críticas de distintos sectores, también abrió un espacio de debate sobre cómo la política puede intervenir para equilibrar la producción agropecuaria con la protección del medio ambiente, un tema que cobra cada vez más relevancia en Argentina y en toda América del Sur.

La Tamba se suma a un conjunto de políticas emergentes que buscan internalizar los costos ambientales de la producción, y aunque todavía no tiene fecha de tratamiento legislativo, ya marcó la agenda del debate público en torno a la ganadería y su contribución al cambio climático. La diputada Klug insiste en que el proyecto es un paso hacia la modernización de la actividad productiva, buscando armonizar la economía con la preservación ambiental, una combinación que, según sus planteos, resulta indispensable para garantizar un futuro sostenible.

La propuesta de la legisladora bonaerense refleja la creciente preocupación por los efectos del cambio climático y la búsqueda de herramientas innovadoras para enfrentar los desafíos ambientales, aun en sectores tradicionales y estratégicos como la ganadería. Su iniciativa abrió un debate que promete mantenerse vigente, con repercusión no solo en Buenos Aires sino también en otras provincias argentinas, donde la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental empiezan a convertirse en criterios clave para la planificación económica y productiva.


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