El pasado 12 de julio, durante la madrugada, el templete de San Cayetano —ubicado en la zona oeste de la ciudad de Salta— fue blanco de un insólito robo. Un hombre ingresó por la fuerza a la sacristía y sustrajo varios elementos de valor: un proyector y micrófonos utilizados para las celebraciones religiosas.
El hecho causó indignación, no solo por tratarse de un acto delictivo, sino por haberse cometido en un lugar de oración y devoción profundamente querido por los salteños.
La investigación: cámaras, testigos y huellas
Tras la denuncia presentada por el sacerdote responsable del templete, se activó el protocolo policial. La investigación fue asumida por el Grupo Investigativo del Sector 1B, que rápidamente comenzó a trabajar con material de cámaras de seguridad públicas y privadas. Además, se realizaron relevamientos de testigos y pericias sobre huellas y rastros hallados en el lugar del hecho.
Gracias a este trabajo, se logró identificar al autor: Ezequiel Gonzalo Núñez, un individuo conocido en el ámbito delictivo de la ciudad.
Una condena previa y una nueva sentencia ejemplar
Núñez había recibido en junio una condena de 3 años de prisión en suspenso. Sin embargo, con el nuevo hecho de robo simple, la situación cambió radicalmente.
El fiscal penal 1, Pablo Paz, representó al Ministerio Público Fiscal en una audiencia flexible y multipropósito, desarrollada bajo el Plan Piloto de Oralidad. En este marco, las partes acordaron un juicio abreviado.
Durante la audiencia, Núñez confesó su responsabilidad. La jueza de Garantías 1 del distrito Centro, Ada Zunino, dictó la pena de 1 año de prisión efectiva por el robo y, teniendo en cuenta la condena previa, unificó ambas sentencias en una única condena de 4 años de prisión de cumplimiento efectivo.
El acusado fue trasladado a la Unidad Carcelaria N.º 1, donde deberá cumplir la totalidad de su condena.
