Los hermanos Néstor Martín (73) y Roberto Gabriel Suárez (70) fueron torturados hasta la muerte. Dos jóvenes, de 22 y 26 años, ingresaron al domicilio de los hombres, los maniataron con esposas que había en el lugar y los asesinaron. Los acusados fueron identificados y, al cabo de algunas horas, detenidos. Uno de ellos, el de 26 años, es familiar directo de las víctimas, mientras el otro es un "delincuente conocido".
Los cuerpos de las víctimas fueron hallados el domingo 18 de febrero, familiares de los hermanos habían comenzado su búsqueda el viernes 16, incluso una sobrina fue quien realizó la denuncia, activando el alerta de búsqueda de personas. Según elementos de la instrucción, el Negro (como le decían a Néstor Martín) y Pirulo (Roberto Gabriel) habrían sido ejecutados el mismo viernes 16.
El cruento doble homicidio fue en el interior de la vivienda donde pasaban sus días los hermanos Suárez, ubicada en la finca La Unión, a unos 3 kilómetros del centro de la localidad de Coronel Moldes.
Ese viernes 16 uno de los imputados aprovechó el vínculo familiar y junto a su amigo perpetraron el crimen. Además de ser movilizados por fuerzas malignas -la única manera de entender semejante crimen-, a los amigos los condujo el afán de hacerse con una importante cantidad de dinero que tenían ahorrado el Negro y Pirulo.
Fuentes cercanas indicaron que los jóvenes asesinos se llevaron unos 2.000 dólares de la vivienda de los hermanos Suárez. Dinero que hasta el momento se desconoce si fue hallado por las fuerzas de seguridad que actuaron y siguen actuando en la causa.
Así también señalaron que luego de cometer el doble homicidio los amigos fueron captados por una cámara de seguridad cuando ingresaron al lugar caminando y al retirarse abordaron un auto, Fluence, que luego dejaron abandonado.
Tras el crimen, investigadores de la Policía y el Cuerpo de Investigaciones FIscales (CIF), con la intervención del fiscal penal Gabriel González, empezaron a desandar el camino hacia la detención de los ahora imputados por el delito de homicidio calificado criminis causa y alevosía.
En el acto formal de imputación el de 26 y familiar de las víctimas fue quien recibió primero la acusación, al día siguiente lo hizo el de 22 años. Ambos se abstuvieron de declarar.
Si bien ninguno de los dos acusados por el doble homicidio declaró tras ser imputados, se trata de un grave delito que contempla la pena máxima, se supo que el joven de 22 años acusó al de 26, familiar de los Suárez, de haber sido quien ejecutó a los hermanos. Sin embargo, los sabuesos secuestraron de la vivienda del más chico distintos elementos, entre ellos el cuchillo con el que habrían asesinado a los hombres. Se trata de un joven con antecedentes penales, a quien en la jerga policial identifican como "delincuente conocido".
