La noche del miércoles, las calles de Cerrillos, se convirtieron en el escenario de un suceso que parecía sacado de una película de suspenso.
Un joven de 25 años, mientras circulaba en su motocicleta, fue interceptado por varios hombres en un auto blanco tras una discusión acalorada. Lo que siguió fue una escena que heló la sangre de los testigos: los sujetos lo forzaron a subir al vehículo y desaparecieron, dejando la moto abandonada frente a un negocio local. La pregunta que resonó en la comunidad fue inmediata: ¿qué está pasando?
Un vecino, aún en shock, dio la voz de alarma al 911: “Una persona acaba de ser secuestrada en plena vía pública”. La llamada desató un operativo policial de gran escala, con controles en los accesos del Valle de Lerma y una tensión que crecía con cada hora sin noticias del joven. Las redes sociales comenzaron a hervir con especulaciones: ¿un secuestro exprés? ¿Un ajuste de cuentas? La incertidumbre se apoderó de Cerrillos.
Un Giro Inesperado en la Madrugada
Cerca de las 2:30 de la madrugada, el caso tomó un rumbo que nadie anticipó. El joven, cuya desaparición había movilizado a la Policía y alarmado a sus vecinos, reapareció caminando tranquilamente hacia su casa. Sin marcas visibles de violencia, sin signos de haber sido retenido. Pero lo más sorprendente fue su actitud: se negó rotundamente a radicar una denuncia y aseguró que “no quería saber nada con el tema”. ¿Qué pasó en esas horas? ¿Por qué el silencio?
La Policía, que había tratado el caso como un posible delito grave, quedó desconcertada. Las cámaras de seguridad y los testimonios confirmaron que el altercado ocurrió, pero sin una denuncia formal, las autoridades no pueden avanzar. El joven, de 25 años, se convirtió en el centro de un misterio que intriga a todos: ¿fue víctima o parte de algo más grande?
Las Hipótesis que Circulan en Cerrillos
El caso, que Radio Salta fue el primero en reportar, desató un torbellino de teorías. Algunos especulan con una deuda impaga que pudo haber desencadenado el altercado. Otros, más osados, apuntan a un posible vínculo con el narcomenudeo, una problemática que no es ajena a la región. También se habla de un conflicto relacionado con actividades ilícitas, aunque nadie tiene pruebas concretas. Lo único claro es que el joven decidió callar, y ese silencio alimenta las sospechas.
“¿Tuvo miedo? ¿Lo amenazaron? ¿O está ocultando algo?”, se preguntan los vecinos en las charlas de barrio. La moto abandonada, el auto blanco, la discusión en plena calle: todos son elementos que confirman que algo ocurrió. Pero, sin la voz del protagonista, la verdad queda atrapada en un limbo entre lo policial y lo social.
