La investigación del triple femicidio ocurrido en Florencio Varela sumó un nuevo giro: uno de los prófugos, de nacionalidad peruana, fue visto en la terminal de ómnibus de Salta, lo que hace sospechar que pudo haber escapado hacia Bolivia por un paso no habilitado. La causa, que investiga el secuestro y asesinato de Brenda, Morena y Lara, apunta a una organización criminal con vínculos transnacionales que operaría desde Buenos Aires hasta el norte argentino y Perú.
El hombre fue identificado viajando en colectivo desde Buenos Aires a Salta, pero tras descender en la provincia, perdió contacto, lo que encendió las alarmas sobre un posible cruce ilegal en la frontera norte. Salta, por su ubicación estratégica, es una ruta conocida para el narcotráfico y el paso de fugitivos.
Además de estos dos prófugos, la Justicia ya detuvo a nueve personas, incluido Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, señalado como el autor intelectual. Detenido en Perú, enfrenta un proceso de extradición a Argentina y se declaró inocente.
Los cuerpos de las jóvenes fueron encontrados enterrados en una casa de Florencio Varela luego de haber sido torturadas brutalmente, en lo que se presume fue una venganza narco. El crimen generó conmoción nacional por su crueldad y la posible filmación de los tormentos para intimidar a otros miembros de la banda.
En Buenos Aires, la policía realizó operativos en barrios vinculados a la banda y secuestró vehículos utilizados para el secuestro. Uno de ellos fue un Renault 19 encontrado en Parque Chacabuco.
Este caso pone en evidencia la complejidad para controlar las fronteras en el norte argentino y la presencia creciente de redes delictivas internacionales que utilizan a Salta como paso para actividades ilegales y la huida de prófugos. Las autoridades locales redoblan esfuerzos para evitar que la provincia siga siendo una puerta para la criminalidad trasnacional.
