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Cuatro diputados catamarqueños se separan de Unión por la Patria

La salida de los legisladores reduce a 92 miembros al bloque oficialista y fortalece la negociación del Gobierno en el Presupuesto 2026 y la transferencia de YMAD.

Cuatro diputados catamarqueños se separan de Unión por la Patria

El bloque de Unión por la Patria en la Cámara de Diputados enfrenta una fractura que podría redefinir la dinámica legislativa. Cuatro diputados nacionales de Catamarca, respondiendo al gobernador Raúl Jalil, dejarán la bancada para formar un espacio propio, un movimiento que impacta directamente en la capacidad de imponer mayorías y agilizar la agenda del oficialismo.

Los legisladores que integrarán el nuevo bloque son Fernando Monguillot, Claudia Palladino, Fernanda Ávila y Sebastián Nóblega. La maniobra se interpreta como un alineamiento estratégico con el Gobierno nacional, buscando garantizar beneficios concretos para Catamarca, en medio de negociaciones clave sobre el Presupuesto 2026 y la futura transferencia de Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD), un complejo minero de importancia económica y social para la provincia.

La creación de esta bancada también abre la puerta a la colaboración en proyectos de modernización laboral impulsados por el Ejecutivo, que han generado resistencia dentro del kirchnerismo y de sectores del peronismo tradicional. La estrategia de Jalil combina pragmatismo y autonomía legislativa, reforzando la influencia de su provincia en decisiones nacionales.

Con la salida de los cuatro diputados, Unión por la Patria queda con 92 integrantes, lo que debilita su capacidad de imponer decisiones unificadas en el Congreso y otorga al Gobierno mayor margen de maniobra para aprobar proyectos sensibles. La fractura refleja, además, la creciente autonomía de los gobernadores peronistas, que buscan acuerdos puntuales con el oficialismo sin depender estrictamente de la disciplina de los bloques nacionales.

En la práctica, la medida fortalece la posición de Catamarca frente a Buenos Aires y deja en evidencia la fragmentación dentro del peronismo. La política nacional entra así en un período de reacomodamiento, donde los bloques provinciales comienzan a jugar un papel decisivo en la aprobación de leyes estratégicas y en la distribución de recursos.

Esta jugada de Jalil marca un precedente: cada provincia puede buscar su propio espacio de influencia en el Congreso, combinando negociación política con la defensa de intereses locales, mientras el oficialismo gana capacidad para avanzar con proyectos que antes enfrentaban mayor resistencia.


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