María Emilia Orozco, con el 41,58% de los sufragios, encabezó la lista libertaria que también metió a Gonzalo Guzmán Coraita como segundo titular, mientras que Flavia Royón, de Primero los Salteños, se coló en tercer lugar con el 27,91% para completar el trío que jurará en diciembre.
Este batacazo de LLA, que superó holgadamente al peronismo y al oficialismo local, refleja el hartazgo con la vieja política y el empuje de las reformas mileístas en un Salta que ya no banca más lo mismo de siempre.
El porcentaje de Orozco no es moco de pavo: con más del 41% de los votos escrutados al 95%, la candidata libertaria demostró que el norte argentino se sumó al tsunami nacional de Javier Milei. Guzmán Coraita, su compañero de fórmula, redondeó la dupla con un respaldo idéntico en la boleta, ya que el sistema de lista sábana premia al más votado con dos escaños. Royón, por su lado, arañó ese 27,91% gracias al arrastre del gobernador Gustavo Sáenz, pero ni eso alcanzó para torcer el rumbo: Fuerza Patria, con Juan Manuel Urtubey a la cabeza, se quedó con un magro 13,65%, confirmando el declive del kirchnerismo en estos pagos.
LLA llegó con un mensaje fresco, hablando de pasar la motosierra por el Estado y bajar impuestos, que en una provincia como la nuestra, donde el campo y el litio son el motor, caló hondo. Acordate de las PASO de mayo, donde Sáenz ganó de yapa pero LLA ya la rompió en la capital; eso fue la semilla de este triunfo, potenciado por el descontento nacional con el peronismo que no arrima el hombro en el ajuste.
Además, la Boleta Única de Papel debutó sin dramas mayores y le dio transparencia al voto, lo que ayudó a que los salteños, con esa picardía norteña, eligieran sin vueltas por el cambio. No es casual que en los barrios de la Quebrada o en los viñedos de Cafayate, los relatos de "basta de choreo" se oigan más fuerte que nunca. Milei, con su estilo de león, conectó con el salteño laburante que quiere laburo digno y no más subsidios que no llegan, y eso se vio en el padrón: más de 1.200.000 almas votaron, aunque con algo de apatía, pero los que fueron lo hicieron con convicción.
Ahora, con estos tres senadores –Orozco y Guzmán trayendo el aire libertario al Congreso, y Royón defendiendo lo local–, Salta se posiciona como un bastión clave para las reformas en el Senado. Va a ser un ida y vuelta picante con el gobernador Sáenz, que ya celebra su banca pero sabe que LLA le pisa los talones. En fin, norteño, esto es el comienzo de una nueva era en la política salteña: menos chamuyo, más acción. Ojalá que no nos defrauden, porque acá en Salta, cuando decimos "¡vamos con todo!", lo decimos en serio.