La asunción de Pablo López como concejal por La Libertad Avanza no pasó desapercibida. López, que encabezó la lista del espacio en las últimas elecciones, llega al cargo con una denuncia pesada a cuestas: extorsión sexual y violencia, presentada por la convencional electa Estela Méndez. Es de esos casos que hacen ruido en la ciudad, porque tocan fibras sensibles como la integridad y la confianza pública.
Eliana Chuchuy, una voz firme en el Concejo Deliberante, no se quedó callada. Recordó que desde el cuerpo legislativo se dio una respuesta clara, declarando la inhabilidad moral de López para asumir. "Acá no miramos para otro lado cuando hay algo que huele mal", parece decir con sus palabras, aunque el Tribunal Electoral provincial metió la cola y determinó que, legalmente, no hay nada que lo frene. Así que, por los próximos cuatro años, López estará en su banca, como si nada.
Pero Chuchuy va más allá y apunta directo al corazón de La Libertad Avanza en Salta. "Esto muestra problemas internos que no se pueden tapar con un dedo", afirmó, cuestionando cómo un espacio que se jacta de transparencia puso a López al frente de la lista. ¿No chequearon su historial? ¿O lo sabían y lo ignoraron? En una provincia como la nuestra, donde la gente vota con el alma puesta en el cambio, estas dudas pegan fuerte.
La denuncia no es un papelito cualquiera. Habla de extorsión sexual y violencia, palabras que en Salta pegan fuerte porque acá todavía criamos a las hijas con miedo y a los hijos con vergüenza. Que alguien con esa sombra se siente en el recinto donde se discuten las ordenanzas que nos tocan la vida diaria genera bronca, desconfianza y muchos memes en los grupos de familia.
Desde el bloque libertario, silencio de cementerio. Ni una palabra, ni un tuit, ni un estado de WhatsApp. Los mismos que gritaban “casta” en la campaña ahora parecen mudos cuando les toca rendir cuentas a los votantes que los llevaron al Concejo. Chuchuy lo dijo clarito: “Le deben una explicación a cada salteño que puso el sobre en la urna pensando que venía algo distinto”.
Este papelón pone en jaque a todo el espacio en la provincia. En una Salta donde la política se hace cara a cara, en la plaza, en la misa del domingo o en el partido de Liga, estas cosas no se perdonan fácil. La gente votó harta de lo de siempre, pero nadie firmó para que le metan gato por liebre. El 10 de diciembre Pablo López va a jurar, sí, pero con esta cruz a cuestas que, al menos en la calle, ya nadie le va a perdonar.
