En un mundo lleno de incertidumbres, la búsqueda de rituales para atraer prosperidad y mejorar las energías ha tomado un papel significativo en la vida diaria de muchas personas.
La diversidad de elementos utilizados en estos rituales refleja la amplitud de motivos que los impulsan. La clave reside en otorgarles el tiempo y la confianza necesarios para que sus beneficios se manifiesten. El ritual de la sal es uno de los preferidos de todos y se realiza el primer domingo de cada mes.
La esencia de este ritual radica en la preparación de un vaso con agua, en el cual se disuelven dos cucharadas de sal. La elección entre sal gruesa o fina queda a discreción de cada uno, siendo la fe el único ingrediente indispensable.
Tras dejar reposar el vaso durante una hora (aunque algunos no esperan tanto), el siguiente paso implica lavarse las manos con el agua salada mientras se recita el mantra: "La sal es protectora y me guiará hacia la multiplicación de mi fortuna, asegurando que la abundancia nunca falte en mi hogar".
La repetición de esta frase continúa hasta que el agua se agote, y en lugar de secarse de inmediato, se genera ruido con las manos, ya sea aplaudiendo o chasqueando los dedos, en busca de atraer buenas vibras.
