Avenida Ituzaingó y Mendoza parecía una romería ayer a la tarde. Desde que abrieron las persianas, el local más tradicional de decoración navideña no dio abasto: colas en las cajas, chicos corriendo entre las guirnaldas y padres haciendo cuentas rápidas para ver qué entraba en el presupuesto. Las encargadas, con el delantal lleno de brillantina, confirmaban lo que ya se olía: “Voló todo, sobre todo lo que tiene descuento”.
Los arbolitos siguen siendo la estrella. El más chiquito, perfecto para un departamento en la zona norte o para la mesa de la abuela, arranca en 2.600 pesos y se lleva el premio al más vendido. Los medianos nevados, de esos que parecen sacados de la tele, están saliendo a 18.000 con el 20 % off que vale hasta fin de mes. El tope de gama, esos de dos metros con ramas bien tupidas y luces ya puestas, rondan los 58.000 pero con la rebaja quedan en un número que varias familias se animaron a pagar en cuotas.
En adornos, el rojo manda pero el blanco y dorado monocromático viene pisando fuerte, sobre todo entre los más jóvenes que quieren algo “instagrameable”. Un juego básico de 12 bolitas nevadas sale 4.400 pesos, pero si vas por el pack grande de 16 piezas te sube a 16.000 con 15 % menos. Las campanitas de siempre, esas que suenan cuando las colgás, siguen imbatibles: cuatro por 4.000 pesos y se agotan antes del mediodía.
Para los que buscan detalles que marquen la diferencia, las boas plateadas o doradas están entre 1.100 y 1.400 pesos según el largo, y las cintas anchas con brillo se llevan a 1.300. La estrella de la punta más pedida es la clásica dorada a 2.500, aunque las más chicas para repartir en las ramas arrancan en 1.500. Las coronas para la puerta van de 1.800 las sencillitas de pino hasta 15.000 las que vienen con luces, piñas y lazos que parecen de revista.
Los pesebres no se quedan atrás. El mediano, con todas las figuras clásicas, está en 25.300 pesos; el chiquito para la mesa de luz sale 16.600 y el grande, de esos que ocupan medio living, 26.300. Muchos se llevan pastores y ovejitas sueltas para completar el que ya tienen en casa desde hace años.
El local abre de 8 a 13 y de 16.30 a 21, pero ayer ya avisaron que probablemente estiren una hora más porque la gente no para de llegar. Todo se puede pagar en tres cuotas sin interés con cualquier tarjeta, o directo con QR y efectivo que también entra en la promo. “Hay quienes vienen, miran la etiqueta, ponen cara de shock y al final se llevan el doble porque ven que con el descuento cierra”, contaba una de las cajeras mientras envolvía un árbol de 1,80.
En Salta, el 8 de diciembre sigue siendo ley: es el día en que la casa empieza a oler a pino artificial, las luces se prueban en el pasillo y los chicos eligen dónde va a quedar Papá Noel. Entre la inflación que no afloja y las ganas de no bajar los brazos, los descuentos y las cuotas terminan siendo el regalo anticipado que hace posible que la Navidad siga brillando en cada hogar salteño.
