Tartagal está atravesada por la tristeza y la bronca tras la muerte de Agustín Herrera, un adolescente de 17 años que falleció en el hospital Juan Domingo Perón luego de haber sido atendido en dos ocasiones por un fuerte dolor abdominal. Su familia denuncia que hubo abandono médico y exige justicia. La Fiscalía ya tomó intervención y se abrió una investigación para determinar si hubo negligencia o impericia en su atención.
El sábado 18 de octubre, Agustín ingresó por primera vez a la guardia del hospital con dolor abdominal agudo. Según relataron sus familiares, recibió un diagnóstico de gastroenteritis, fue medicado con paracetamol, hidratado con suero y dado de alta sin que se le realizaran estudios complementarios. Horas más tarde, volvió al hospital con síntomas agravados. Fue internado, y cuando finalmente iba a ser operado el domingo, sufrió un paro cardiorrespiratorio. Murió al amanecer del lunes por un shock séptico y falla multiorgánica.
Para sus padres, todo pudo haberse evitado. “Nunca le hicieron estudios, ni análisis ni ecografía. Si lo hubiesen atendido bien desde el principio, estaría vivo”, expresó su padre, que adelantó que denunciará penalmente a los médicos que lo atendieron. La familia fue acompañada por vecinos y organizaciones que ya se están movilizando para reclamar justicia.
La fiscalía de Tartagal secuestró la historia clínica del joven y ordenó la autopsia, que fue realizada en el Cuerpo de Investigaciones Fiscales de Orán. La causa está a cargo de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, dirigida por el fiscal Gonzalo Ariel Vega.
Desde el hospital Juan Domingo Perón informaron que se inició un sumario administrativo interno para evaluar el accionar del personal involucrado. Si bien expresaron su dolor por lo ocurrido, también señalaron las dificultades que atraviesa el sistema de salud en el norte provincial, donde la falta de profesionales y recursos complica la atención de una población que supera los 170 mil habitantes.
El caso de Agustín reaviva una preocupación constante en la zona: la vulnerabilidad del sistema sanitario y la dificultad para acceder a una atención médica adecuada en tiempo y forma. La familia insiste en que no buscan venganza, sino que se investigue a fondo y que no haya más víctimas de un sistema que muchas veces deja a la gente sin respuestas.
Mientras la Justicia avanza con las pericias, Tartagal no olvida. El nombre de Agustín se convirtió en un símbolo del reclamo por una salud pública más humana, más equitativa y más presente en cada rincón de Salta.