La noche del 12 de diciembre se vivió un momento de tensión en Palermo cuando Joaquín Levinton sufrió un infarto mientras se encontraba en el bar Timón. Gracias a la rápida reacción de un mozo y la intervención del SAME, el cantante fue trasladado al Hospital Fernández a tiempo y pudo mantenerse consciente.
Richard, el mozo que asistió a Levinton, relató que el músico llegó al lugar buscando ayuda más que para consumir: “Vino descompensado, se sentía mal y pidió agua. Estaba transpirando mucho y decía ‘me duele el pecho’”. La respuesta del personal fue inmediata: lo acompañaron, lo tranquilizaron y llamaron al SAME.
El mozo contó que la presión de Joaquín era alarmante: 16.10, un pico que podría haber tenido consecuencias graves. “Se le iba a explotar el corazón en cualquier momento”, afirmó. Al llegar la ambulancia, los médicos confirmaron el cuadro y lo trasladaron al hospital, donde se detectó que estaba en un preinfarto.
La noticia generó preocupación entre sus seguidores, pero la combinación de la asistencia inmediata de Richard y la llegada rápida del SAME permitió que todo terminara sin consecuencias fatales. Este episodio destacó la importancia de la capacitación del personal en lugares públicos y la acción rápida ante emergencias médicas.
El cantante permanecerá bajo seguimiento médico durante los próximos días, mientras sus allegados y fanáticos celebran que la intervención temprana haya hecho posible que hoy siga con vida. La historia también dejó un mensaje claro sobre la fragilidad de la salud y la diferencia que puede hacer la presencia de ánimo y la acción inmediata en situaciones críticas.