El desfile en conmemoración del general Martín Miguel de Güemes, héroe gaucho de Salta, es mucho más que un evento protocolar; es una celebración profundamente arraigada en la identidad cultural y histórica de la región.
Los caballos, protagonistas indiscutibles de estas ceremonias, no solo cumplen un rol estético, sino que encarnan un símbolo vivo de la tradición gaucha, la lucha por la independencia y el espíritu de resistencia que Güemes representó. Por ello, mantener su presencia en los desfiles es una forma de preservar un legado que conecta a las generaciones actuales con su pasado.
El general Güemes lideró a sus célebres "Infernales", una fuerza montada que defendió el norte argentino con valor y astucia durante la gesta independentista. Los caballos fueron aliados esenciales en esas batallas, no solo como medio de transporte, sino como compañeros de lucha que simbolizaban la fortaleza y la libertad. Su participación en los desfiles de hoy no es un capricho, sino un homenaje a esa historia de coraje y sacrificio. Ver a los jinetes y sus monturas recorriendo las calles salteñas evoca la imagen de aquellos gauchos que, junto a Güemes, forjaron la identidad nacional.
Además, la tradición del uso de caballos fortalece el sentido de comunidad y pertenencia. En Salta, el cuidado y la preparación de los equinos para estos eventos son actividades que involucran a familias, agrupaciones gauchas y criadores, quienes transmiten de generación en generación el amor por la cultura ecuestre. Estas prácticas no solo mantienen viva la memoria histórica, sino que también fomentan valores como el respeto por los animales, la disciplina y el trabajo en equipo.
Por supuesto, la continuidad de esta tradición debe ir de la mano con un compromiso ineludible: garantizar el bienestar de los caballos. Los avances en el cuidado veterinario, la capacitación de jinetes y la supervisión de las condiciones en que los animales participan aseguran que los equinos sean tratados con el respeto que merecen. Lejos de ser un anacronismo, el uso de caballos en los desfiles puede ser un ejemplo de cómo las tradiciones pueden evolucionar, adaptándose a estándares modernos de ética y responsabilidad.
Eliminar a los caballos de los desfiles implicaría despojar al homenaje a Güemes de una de sus esencias más auténticas. Mientras se priorice su cuidado y se promueva un trato digno, su presencia seguirá siendo un puente entre el pasado y el presente, un recordatorio de que la historia de Salta galopa con orgullo sobre cuatro patas.
La muerte de Chuequito: un llamado a la reflexión, no a la prohibición
La trágica muerte del caballo "Chuequito" en Salta, ocurrida momentos antes del desfile en honor al general Martín Miguel de Güemes, ha dejado un profundo dolor en la comunidad. Este noble animal, perteneciente a un particular, colapsó repentinamente, y a pesar de la rápida intervención de la Policía Montada y la atención veterinaria brindada, no pudo ser salvado.
El Ministerio de Seguridad confirmó que el caso está bajo investigación judicial para esclarecer las circunstancias, pero el impacto emocional ya ha reavivado un debate sobre el uso de caballos en eventos tradicionales.
La pérdida de "Chuequito" es un recordatorio de la fragilidad de los animales y de nuestra responsabilidad hacia ellos. Sin embargo, este triste suceso no debe ser utilizado como argumento para prohibir el uso de caballos en desfiles, una práctica profundamente arraigada en la identidad cultural de Salta y en el homenaje a héroes como Güemes, cuya gesta está intrínsecamente ligada al caballo gaucho. En lugar de una prohibición total, el caso de "Chuequito" debe impulsar una reflexión colectiva sobre cómo mejorar las condiciones en las que estos animales participan en eventos públicos.
La memoria de "Chuequito" debe inspirar un compromiso real con el bienestar animal, promoviendo un equilibrio entre el respeto por las tradiciones y la responsabilidad ética hacia los seres vivos. Que su muerte no sea en vano, sino el punto de partida para políticas que protejan a los caballos sin borrar el legado cultural de Salta. Prohibir no es la respuesta; mejorar, sí.
