La rúcula, conocida científicamente como Eruca vesicaria, es una hortaliza de hoja verde que ha ganado popularidad en la cocina internacional por su sabor picante y sus numerosos beneficios para la salud.
La rúcula es un alimento bajo en calorías, con aproximadamente 25 kcal por cada 100 gramos. Es rica en proteínas, aportando 2,95 g, y tiene un contenido mínimo de hidratos de carbono y grasas, con 0,15 g de cada uno.
Además, es una excelente fuente de fibra, con 1,55 g, lo que contribuye a mejorar la digestión y promover la sensación de saciedad. Esta verdura es una fuente importante de vitamina A, con 3.500 UI, que es esencial para la salud ocular y el sistema inmunológico.
La vitamina C, con 2,3 mg, actúa como un poderoso antioxidante y es vital para la absorción del hierro y la salud de los tejidos. La hoja también contiene calcio (165 mg), crucial para la salud ósea y dental, y potasio (190 mg), necesario para el funcionamiento del corazón y los músculos.
Esta rúcula es rica en carotenoides como la zeaxantina y la luteína, pigmentos que protegen la retina de las radiaciones ultravioleta y tienen efectos antioxidantes, ayudando a prevenir cataratas y degeneración macular.
Contiene compuestos como las indoles, que han demostrado tener propiedades anticancerígenas, especialmente en la prevención del cáncer de colon. Su aporte de calcio es beneficioso para el crecimiento y la protección de los huesos, ayudando a prevenir la osteoporosis.
Esta hoja verde puede ayudar a regular el aumento de la glucosa en sangre, siendo un aliado para las personas con diabetes. Los compuestos fenólicos presentes en la rúcula tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que contribuyen a la salud del corazón y a la prevención de enfermedades cardiovasculares.
La rúcula se utiliza comúnmente en ensaladas, donde su sabor picante complementa perfectamente a otros ingredientes como el tomate y la mozzarella. También se puede incorporar en sándwiches, pizzas y como guarnición para platos de carne y pescado.