El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, expresó su apoyo al proyecto de Presupuesto 2026, pero lanzó una advertencia sobre las consecuencias que podría traer un equilibrio fiscal estricto para los salteños. Según el mandatario, alcanzar el “déficit cero” sin medidas complementarias afecta directamente la vida cotidiana de la población, desde la alimentación hasta la atención sanitaria y las obras públicas esenciales.
Sáenz destacó la incertidumbre que genera la ausencia de una ley de Presupuesto nacional para el año próximo, un vacío que repercute en la planificación económica de las provincias. “Sin esta normativa, es imposible saber con claridad qué recursos tendremos ni cómo se van a gastar. Esto complica la gestión pública y la ejecución de políticas que la gente necesita todos los días”, aseguró.
El gobernador remarcó que la fragmentación del Congreso y el manejo legislativo han dejado fuera del debate temas sensibles para la sociedad. Entre ellos, mencionó la actualización de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y los subsidios para zonas frías, cuestiones que impactan directamente en los hogares más vulnerables de Salta y otras provincias del norte argentino.
En cuanto a la política económica, Sáenz respaldó la búsqueda del equilibrio fiscal, pero subrayó que no puede lograrse a costa de la atención básica de la población. “Con el equilibrio fiscal y el déficit cero no se come ni se cura. Las cuentas pueden estar en orden, pero si no se acompañan con medidas en salud, educación y seguridad, la gente lo sufre”, señaló.
El gobernador hizo hincapié en la protección de sectores estratégicos y vulnerables, como las universidades nacionales y las personas con discapacidad, que podrían verse afectados por ajustes presupuestarios. Según Sáenz, garantizar estos espacios es fundamental para sostener la igualdad de oportunidades y el desarrollo regional en Salta.
Otro de los temas que preocupan al mandatario provincial es la infraestructura vial. Sáenz criticó la falta de cumplimiento de las normativas que establecen el uso de los fondos recaudados por el impuesto a los combustibles. Según explicó, estos recursos deberían destinarse al mantenimiento de rutas y caminos, esenciales para la conectividad y el transporte de productos en toda la provincia. “Las carreteras no reciben el cuidado necesario y esto afecta tanto a la seguridad vial como a la economía local”, afirmó.
El gobernador también hizo un llamado a la unidad política, destacando que la confrontación constante entre sectores no solo dificulta la gestión económica, sino que también daña la imagen internacional de Argentina. Sáenz sostuvo que el diálogo y los consensos son claves para recuperar la confianza institucional, atraer inversiones y ofrecer respuestas concretas a la población que enfrenta la crisis.
En su análisis, Sáenz vinculó la planificación fiscal con la necesidad de políticas públicas activas. Señaló que un presupuesto equilibrado debe ir acompañado de medidas concretas en educación, salud, empleo y seguridad, para que los salteños no sientan que los ajustes los afectan directamente. También resaltó la importancia de la transparencia en el uso de los fondos públicos, especialmente aquellos destinados a infraestructura y servicios esenciales, que repercuten en la vida diaria de la población.
La advertencia del gobernador llega en un momento de preocupación económica generalizada en el país, donde la inflación y la falta de previsibilidad en la asignación de recursos ponen en tensión a los gobiernos provinciales. En Salta, la gestión de los fondos públicos y la ejecución de obras son temas centrales, ya que impactan en la movilidad, el turismo y el desarrollo productivo, sectores clave para la economía regional.
Sáenz concluyó su mensaje con un llamado a la responsabilidad política y al compromiso con los ciudadanos. Insistió en que la planificación fiscal no puede desligarse de la realidad social y que proteger a los sectores más vulnerables es la base para garantizar un desarrollo sostenible en la provincia. La advertencia del gobernador apunta a generar conciencia sobre la necesidad de equilibrar la contabilidad pública con políticas sociales efectivas, evitando que el “déficit cero” se traduzca en carencias para la población.
