Sebastián Villa, delantero colombiano que actualmente juega en Independiente Rivadavia de Mendoza, fue absuelto por la Justicia en la causa por abuso sexual con acceso carnal que enfrentaba desde 2021. El Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de Lomas de Zamora resolvió su sobreseimiento luego de que tanto la denunciante como el fiscal desistieran de continuar con la acusación.
El hecho que dio origen a la causa fue denunciado por su expareja, Rocío Tamara Doldán, quien en la audiencia expresó que con el tiempo logró resignificar lo sucedido y no considera que haya existido abuso. “Entiendo que el consentimiento fue mal interpretado, pero en ese momento había un contexto emocional intenso”, explicó, según consta en el fallo judicial.
Además de su testimonio, la Justicia tomó en cuenta un informe psicológico que descartó presiones externas, dependencias o situaciones de vulnerabilidad. La profesional que evaluó a Doldán concluyó que su decisión fue libre, voluntaria y consciente.
El tribunal también señaló que la denunciante ya no reside en Argentina y que ha podido rehacer su vida, lo cual reforzó la idea de que su cambio de posición no respondió a ningún tipo de condicionamiento. La ausencia de pruebas contundentes para sostener la acusación terminó de definir la absolución de Villa.
El futbolista, de 29 años, ya había sido condenado en 2023 a dos años y un mes de prisión condicional por violencia de género, en una causa anterior vinculada a otra expareja. Esa sentencia no le impidió continuar su carrera profesional, aunque sí generó controversia en cada club donde fue fichado.
Tras su salida de Boca Juniors, Villa recaló en el equipo mendocino, donde actualmente disputa la Primera Nacional. Su presente en el fútbol argentino convive con un historial judicial que lo mantiene bajo la lupa de la opinión pública.
La noticia de su absolución reavivó el debate en redes sociales y en distintos sectores de la sociedad, donde muchos cuestionan el rol de los clubes frente a jugadores con antecedentes vinculados a violencia de género. Aunque el caso se cerró legalmente, el impacto simbólico sigue generando repercusiones.
