Para pertenecer al 10% de las familias con mayores ingresos de la Argentina, hoy no alcanza con un buen salario ni con dos sueldos promedio: se necesita percibir más de $3.624.000 mensuales. Ese es el umbral que marca el ingreso mínimo para ingresar al decil superior de la distribución de ingresos familiares, de acuerdo a los últimos datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), correspondientes al tercer trimestre de 2025.
La cifra surge del relevamiento realizado en los 31 principales aglomerados urbanos del país y permite dimensionar con mayor claridad cómo se distribuyen los ingresos entre los hogares argentinos. El dato no solo expone el nivel necesario para ubicarse en la cima de la pirámide económica, sino también la profunda desigualdad que persiste entre los distintos sectores de la sociedad.
El décimo decil, que agrupa al 10% de los hogares con mayor poder adquisitivo, reúne a más de un millón de familias en todo el país. En números concretos, son 1.015.153 hogares, que concentran a unas 3.539.176 personas, es decir, cerca del 12% de la población relevada por el Indec. Dentro de este grupo, los ingresos no solo superan los $3,6 millones mensuales, sino que pueden alcanzar cifras extremadamente elevadas.
De hecho, el rango interno de este segmento es uno de los datos que más llama la atención. Mientras que el piso para ingresar al decil más alto se ubica en $3.624.000, el techo llega hasta los $150 millones mensuales. Esto significa que dentro del mismo grupo conviven familias que apenas superan el umbral de ingreso con otras que multiplican esa cifra por cien. El ingreso promedio del decil superior se ubica en $5.597.559 mensuales, un valor que refleja esa amplitud interna, pero que aun así se encuentra muy por encima del promedio general.
Cuando se observa el resto de la pirámide de ingresos, la brecha se vuelve aún más evidente. El noveno decil, que representa al 10% de los hogares que se ubican inmediatamente por debajo del segmento más rico, incluye a familias con ingresos que van desde los $2.650.000 hasta los $3.620.000 mensuales. En este grupo, el ingreso promedio es de $3.067.163, apenas por debajo del umbral que permite ingresar al decil superior.
Más abajo se encuentra el octavo decil, con ingresos familiares que oscilan entre los $2.100.000 y los $2.650.000, y un promedio mensual de $2.361.192. Si bien estos valores pueden resultar elevados en términos absolutos, quedan muy lejos de los ingresos que perciben las familias ubicadas en la cima de la escala.
En el otro extremo de la pirámide se encuentra el primer decil, que agrupa al 10% de los hogares con menores ingresos del país. En este segmento, los ingresos familiares van desde apenas $10.000 mensuales hasta un máximo de $500.000, con un ingreso medio de $349.654. La comparación entre este grupo y el decil superior deja al descubierto una desigualdad estructural que atraviesa a la sociedad argentina desde hace décadas.
Un dato clave para entender esta distribución es la mediana de ingresos familiares, que se ubica en $800.000 mensuales. Esto significa que la mitad de los hogares del país percibe ingresos iguales o inferiores a esa cifra, muy lejos del umbral de $3,6 millones que marca el ingreso al 10% más rico. En términos prácticos, una familia que logra cubrir sus gastos básicos y llegar a fin de mes con un ingreso cercano al millón de pesos todavía se encuentra en la mitad inferior de la pirámide.
En provincias como Salta, estos números adquieren una dimensión particular. Los ingresos promedio en el norte argentino suelen estar por debajo de los grandes centros urbanos del país, como el Área Metropolitana de Buenos Aires, Córdoba o Rosario. Por eso, el umbral de $3,6 millones mensuales resulta prácticamente inalcanzable para la enorme mayoría de las familias salteñas, incluso para aquellas que cuentan con empleo formal y dos ingresos estables.
En la Capital salteña y en el interior provincial, la estructura del mercado laboral está marcada por una fuerte presencia del empleo público, el comercio, los servicios y el trabajo informal. En ese contexto, alcanzar ingresos propios del decil superior suele estar vinculado a actividades empresariales de gran escala, cargos jerárquicos muy altos, rentas extraordinarias o negocios que trascienden el ámbito local.
El informe del Indec también permite observar cómo se distribuye la población a lo largo de los distintos deciles y cómo se amplía la brecha entre los extremos. Mientras que los deciles superiores concentran una porción significativa del ingreso total, los sectores más bajos deben repartirse recursos mucho más limitados, lo que impacta directamente en la calidad de vida, el acceso a la vivienda, la educación y la salud.
En el debate público, estos datos suelen utilizarse como referencia para analizar políticas salariales, impuestos, subsidios y programas sociales. Saber cuánto gana el 10% más rico y cuánto percibe el 10% más pobre permite dimensionar el desafío que enfrenta la Argentina para reducir la desigualdad y mejorar la distribución del ingreso.
En el caso de Salta, la discusión se vuelve aún más relevante en un contexto donde los costos de vida aumentaron de manera sostenida en los últimos años, especialmente en rubros como alimentos, alquileres y servicios. Para muchas familias, incluso aquellas que superan el ingreso medio, llegar a fin de mes sigue siendo una dificultad, lo que refuerza la distancia con los niveles de ingresos que caracterizan al decil superior.
Los números del tercer trimestre de 2025 confirman que pertenecer al 10% con mayores ingresos en la Argentina es una realidad reservada para una minoría. Con una mediana de $800.000 y un piso de $3,6 millones para el segmento más alto, la pirámide de ingresos muestra una estructura altamente desigual, donde la distancia entre la base y la cima sigue siendo uno de los principales desafíos económicos y sociales del país.