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La Niñera cumple 65: fue abusada sexualmente, luchó contra un cáncer de útero y su marido le confesó su homosexualidad

Con su sitcom alcanzó la fama internacional. Fue un fenómeno de seis temporadas. Cómo el programa llegó al prime time y los dramas personales con los que convivió estando en la cima

La Niñera cumple 65: fue abusada sexualmente, luchó contra un cáncer de útero y su marido le confesó su homosexualidad

La paradoja de la singularidad. Durante años sintió que la voz chillona, el aspecto algo estrafalario y esa especie de aire liviano en el que levitaba conformaban una personalidad tan particular que nunca la llamaban para ningún papel normal. No encajaba sino para roles extravagantes. Su carrera chocaba contra sus propias peculiaridades. Sin embargo, con el tiempo, logró un fenomenal éxito global por ser diferente, por no parecerse, al resto.

Fran Drescher, que hoy cumple 65 años, creó y protagonizó una serie que se convirtió en un clásico de la comedia televisiva, La Niñera. Pero no todo fue fácil en su vida. Tanto en lo personal como en lo profesional debió atravesar desgracias y malos momentos. Una violación, un marido que le confiesa que es homosexual y el consecuente divorcio doloroso, los intentos de reverdecer su carrera, un cáncer que puso en grave riesgo su vida. Pero Fran Drescher siempre trató de sobreponerse, de mirar adelante y de contar sus experiencias para ayudar a los demás y que no se sintieran solos, los que con menos notoriedad sufrieron similares episodios dolorosos.

Fiebre de Sábado por la Noche rompió las taquillas, pero de la actuación de Fran nadie se acordó

Fiebre de Sábado por la Noche rompió las taquillas, pero de la actuación de Fran nadie se acordó

Travolta entra al boliche con algunos amigos. De fondo suena If I Can’t Have You cantada por Ivonne Elliman. Lleva un saco de cuero marrón satinado y el cuello enorme de la camisa blanca cae sobre las solapas. Camina canchero hasta una mesa que bordea la pista de baile. Una joven con un sensual vestido verde agua se acerca y le pregunta: “¿En la cama sos tan bueno como en la pista?”. Travolta, en realidad Tony Manero, parece no escuchar. Ella repite la pregunta. Terminan bailando en la pista repleta. Hasta que de pronto suena I Should Be Dancing de los Bee Gees con el falsetto de Barry Gibb. Tony Manero se desata, la gente vacía la pista para ver sus pasos disco y la chica queda a un costado con los brazos en jarra acompañando la música con las caderas. La escena dura alrededor de cinco minutos. La película fue un mega éxito. La chica del traje verde agua que no para de masticar chicle es Fran Drescher en su primer papel relevante, notorio. A pesar de que Fiebre de Sábado por la Noche reventó las taquillas de todo el mundo, la carrera de Fran no despegó como ella había soñado. Debió seguir luchando teniendo papeles breves, que solían pasar desapercibidos, en películas como American Hot Wax, This Is Spinal Tap o alguna de Wes Craven.

En 1991 Fran se cruzó en un avión con Jeff Sagansky, el presidente de CBS. Su desparpajo le cambió la vida. Se ganó la confianza del hombre de negocios, lo hizo reír y le pidió por favor que recibiera un proyecto de sitcom que tenían desarrollado con su esposo. El ejecutivo quedó intrigado con la personalidad de esa chica que lo había abordado y, sin preguntar demasiado aceptó encontrarse en su oficina cuando ambos regresaron de sus viajes.

En un vuelo, Fran se cruzó con el presidente de CBS, Jeff Sagansky a quien le resultó divertida

En un vuelo, Fran se cruzó con el presidente de CBS, Jeff Sagansky a quien le resultó divertida

Fran se dirigía a Londres. Iba a parar unos días en la casa de la modelo Twiggy, que tenía una hija adolescente. Fran y la joven solían ir de compras juntas. Jugaban a que la actriz la cuidaba, se hacían bromas y la brecha de edad y la inmadurez de ella hacían todo más divertido e inestable. Reconoció ahí un buen tema. Llamó a su marido por teléfono y le dijo que ya sabía qué era lo que quería, cuál era la idea que iban a presentar: una especie de actualización de La Novicia Rebelde. “Lo podríamos resumir en una línea: es La Novicia Rebelde traída a nuestros días. La única diferencia es que cuando se abre la puerta en lugar de Julie Andrews, estoy yo”.

El marido quedó encantado con la idea y la empezó a desarrollar. Los directivos del canal confiaron en La Niñera desde la primera reunión. Sagansky recibió el VHS con el piloto mientras se subía a un avión para irse de vacaciones a la Florida con su familia. La primera noche después de la cena se puso a ver el video. Mientras él analizaba aspectos técnicos y pensaba en las posibilidades comerciales de esa comedia, se dio cuenta de que alrededor su esposa y sus hijos se reían a carcajadas con esa niñera algo egoísta y desbocada. Decidió contratar la serie. Tendrían la chance de realizar una temporada de 22 capítulos.

La idea de la serie La Niñera fue de Fran Drescher quien pensó en una especie de actualización de La Novicia Rebelde

La idea de la serie La Niñera fue de Fran Drescher quien pensó en una especie de actualización de La Novicia Rebelde

A CBS le costó que La Niñera se asentara. Ninguno de sus actores era conocido (el coprotagonista era una especie de émulo de Pierce Brosnan, un Brosnan clase B) y el concepto previo no era demasiado novedoso. En la mitad de la primera temporada varios directivos de la cadena televisiva presionaron para que fuera levantada. Sagansky se impuso y logró que dejaran que cumpliera el contrato. De pronto el público se enganchó y el rating subió semana a semana. La serie se convirtió en un fenómeno global con seis temporadas y 146 episodios en general.

Si Fran Drescher era su estandarte, el resto de los personajes no se quedaban atrás. Estaban construidos con inteligencia y cariño. Muchos estaban basados en familiares y amigos de la protagonista; algunos reunían características de varios de ellos. La abuela de Fran había emigrado de Rumania y su nombre era Yetta, al igual que en la serie. Los padres de la Nanny Fran se llamaban de la misma manera que los de Drescher también.

El humor de la serie era variado y muy eficaz. Había gags físicos, respuestas veloces, el sarcasmo y los one liners perfectos de Niles, el mayordomo, la acidez de la abuela, la ingenuidad del millonario, la picardía de los chicos. Echaban mano a todos los recursos posibles: ruptura de la cuarta pared, cameos de celebridades, referencias veladas al pasado artístico de los actores, citas a otras series o películas. La tensión sexual de los protagonistas se mantuvo a lo largo de muchas temporadas. Drescher cuenta que a ella lo que más satisfacción le daba del programa era saber que fue uno de los últimos que conseguía que la familia se sentara junta frente a la televisión.

La escalera fue dispuesta especialmente para que la actriz luciera su vestuario llamativo y peinados elaborados

La escalera fue dispuesta especialmente para que la actriz luciera su vestuario llamativo y peinados elaborados

Las sitcoms norteamericanas eran una especie de proeza narrativa semanal. Capítulos de entre 22 y 24 minutos en los que se contaban varias historias a la vez mientras se desarrollaba una anécdota central, en los que diversos personajes tenían su lucimiento, en los que se despachaban una veintena de chistes perfectos.

Algunas situaciones eran esquemáticas pero lo que se debe tener en cuenta es que no existía el binge watching (maratones de series) que permiten las plataformas de streaming. Había que mantener el interés y conseguir que cada siete días el espectador se sentara a ver el programa y entrara en su lógica de inmediato.

De no tener casi posibilidades de actuación y tener que dedicarse a su peluquería, Fran Drescher, con su voz nasal, se convirtió en una de las grandes estrellas de la televisión. Ganaba millones de dólares por año. La gente parecía que en su vida toda era felicidad. “Miro los capítulos de las temporadas intermedias y finales de la serie y no puedo creer cómo logré hacerlo”, dice Fran. Producía, escribía y dirigía el proyecto. La presión la agobiaba. Había bajado mucho de peso: más de 13 kilos. Su matrimonio, al mismo tiempo, se desmoronaba.

Había conocido a Peter Marc Jacobson en la escuela secundaria (también era compañero en su misma camada Ray Romano, el de Everybody Loves Raymond: ¿cuántas posibilidades hay que del mismo aula de una escuela de Queens salgan dos creadores de sitcoms súper exitosas?). Se pusieron de novios y soñaban con hacer una carrera artística conjunta. Él abandonó la actuación bastante rápido y trató de escribir y producir sus propios proyectos sin demasiada repercusión hasta que les llegó la posibilidad de La Niñera.

“Él tiene un gran instinto para saber qué cosa puede convertir a alguien en una estrella”, dijo Fran sobre Jacobson. Mientras desarrollaban el programa, Peter le dijo que tenían que tener una gran escalera para que ella pudiera lucir vestuarios vistosos y hacer una gran entrada. Él fue el que insistió en que la Nanny Fran utilizara esos peinados trabajados y un vestuario llamativo.

Fran Drescher y su ex marido Peter Marc Jacobson continuaron trabajando juntos, después del divorcio (Photo by Jeff Kravitz/FilmMagic)

Fran Drescher y su ex marido Peter Marc Jacobson continuaron trabajando juntos, después del divorcio (Photo by Jeff Kravitz/FilmMagic)

En 1996 el matrimonio se separó, aunque se divorciaron oficialmente en 1999 tras el final de la serie. El motivo fue que Peter le confesó que era homosexual. La relación fue difícil durante un tiempo, pero poco después retomaron la amistad y a trabajar en conjunto. Una de las series que hicieron juntos fue Happily Divorced, Felizmente Divorciados y se basó en su propia experiencia. Hoy siguen compartiendo el camino profesional y son, según sus dichos, mejores amigos.

En medio del suceso de La Niñera, Fran sacó Enter Whining, su primer libro de memorias. Allí contó su infancia y juventud y el arduo camino hasta la fama. Pero también narró un episodio atroz que le cambió la vida. En 1985 mientras estaba en su casa con su esposo y una amiga, dos ladrones ingresaron a su casa. Uno destrozó cada ambiente y se llevó todo lo que pudo. El otro a punta de pistola, desnudó a las dos mujeres y las violó. Antes había atado y amordazado a Peter y lo obligó a presenciar las violaciones. A Fran le costó mucho superar este episodio. “Sufrí un trauma y durante años no analicé cómo me había afectado a nivel emocional. Simplemente seguí con mi vida”, dijo Fran. Pero algo ominoso iba ganando terreno dentro suyo que hizo eclosión cuando estaba en lo mejor de su vida profesional. Poder contarlo fue el inicio de su sanación.

Dijo que escribió sobre él para ayudar a otras mujeres que pasaron por lo mismo. Ya en el nuevo milenio le diagnosticaron cáncer de útero. Luego de un largo tratamiento también consiguió sortear este grave obstáculo. Sobre cómo atravesó esa situación y qué aprendizaje obtuvo escribió en Cancer Schmancer, su segundo libro. Y también creó una fundación del mismo nombre que se dedica a la difusión para la detección temprana y a juntar fondos para investigación.

Fran Drescher espléndida en la fiesta de Elton John Aids Foundation Academy Awards.  REUTERS/Aude Guerrucci

Fran Drescher espléndida en la fiesta de Elton John Aids Foundation Academy Awards. REUTERS/Aude Guerrucci

Después de La Niñera, Fran no volvió a tener un gran éxito. Tuvo participaciones especiales en varias series, protagonizó alguna película y encabezó por unas pocas temporadas dos series. Es una de las voces en la saga animada de Hotel Transylvania.

En 2014 se casó con Shivva Ayudarai, un ingeniero y hombre de negocios con una gran fortuna y una vida pública activa y polémica. Dijo haber sido el inventor del E-Mail y se mostró como un ferviente anti-vacunas. Dos años después la pareja se divorció.

El año pasado Fran Drescher fue elegida presidente del sindicato de actores de Estados Unidos, la entidad gremial artística más grande del mundo. Hace unos meses anunció su próximo proyecto: el regreso de La Niñera. Pero ya no en versión televisiva (para eso están las plataformas de streaming) sino como un gran musical de Broadway. La Nanny Fine volverá a bajar largas y anchas escaleras.


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