El juicio por el crimen de Leonel Francia, el niño de 11 años que murió en circunstancias estremecedoras en Salta, continúa revelando datos que conmocionan. Este miércoles, una nueva audiencia se desarrolló en la Sala I del Tribunal de Juicio del distrito Centro, donde el foco estuvo puesto en las declaraciones de profesionales de la salud mental y del ámbito judicial que intervinieron en distintas etapas del caso. Todos coincidieron en un aspecto: Lidia Raquel Cardozo, madre del pequeño y principal acusada, mostró una actitud evasiva, distante y poco colaborativa.
La mujer está imputada como autora del delito de homicidio calificado por el vínculo y lesiones leves calificadas, ambos en perjuicio de su propio hijo. La fiscalía está a cargo del fiscal penal 1 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Santiago López Soto, quien representa al Ministerio Público Fiscal y lleva adelante la acusación en este proceso que ha captado la atención de la sociedad salteña.
Durante la jornada prestaron testimonio seis profesionales, entre ellos cinco psicólogos y una trabajadora social. Sus palabras dejaron al descubierto una trama familiar marcada por el abandono emocional, los posibles abusos y la imposibilidad de construir vínculos saludables.
Un entorno hostil y sin contención
La primera en declarar fue una psicóloga de la Secretaría de la Niñez, quien intervino tras una denuncia realizada desde el ámbito escolar del niño. Según explicó, el alerta fue dado por docentes que notaron actitudes preocupantes en el menor, como retraimiento, tristeza persistente y señales físicas de posible maltrato.
Posteriormente, una trabajadora social y otra psicóloga del Poder Judicial brindaron detalles sobre el abordaje interdisciplinario que se realizó con el niño y su familia tras la denuncia. Ambas remarcaron que la situación del menor era alarmante, y que la madre no mostraba voluntad de colaborar con los dispositivos de asistencia que se le ofrecían.
También fue clave la declaración de una psicóloga del Centro de Salud del barrio San Ignacio, quien fue requerida por la propia Cardozo luego de que se le exigiera iniciar un tratamiento psicológico como parte del seguimiento tras la denuncia. Sin embargo, la profesional fue contundente: nunca pudo avanzar con un tratamiento real porque la mujer solo asistía para conseguir la constancia, sin involucrarse emocionalmente ni mostrar interés genuino por su situación ni la de su hijo.
La mirada de los especialistas tras la muerte
Uno de los testimonios más esperados fue el de un psicólogo del Poder Judicial, quien intervino con la acusada tras la muerte del niño. Su informe, detallado durante la audiencia, puso en evidencia rasgos de frialdad emocional, evasión de responsabilidades y una actitud defensiva constante por parte de Cardozo. En sus entrevistas, la mujer evitaba hablar de su hijo en términos afectivos y no lograba construir un relato coherente sobre su rol como madre.
Pero sin dudas, uno de los momentos más duros fue el relato de la psicóloga del Cuerpo de Investigaciones Fiscales, quien participó en la realización de la autopsia psicológica del niño. Esta técnica permite reconstruir el estado emocional y psicológico de una persona fallecida a partir de entrevistas, contextos y análisis de su entorno.
Según indicó la profesional, Leonel presentaba claros indicadores de haber sido víctima de malos tratos, tanto físicos como emocionales. Lo describió como un niño que se había "sobreadaptado" a su realidad familiar, buscando constantemente afecto y atención. En otras palabras, había aprendido a convivir con el maltrato como mecanismo de supervivencia.
Un proceso que conmociona a Salta
El caso de Leonel Francia mantiene en vilo a gran parte de la comunidad salteña, no solo por la gravedad de los hechos, sino por el trasfondo social que evidencia. Vecinos del barrio San Ignacio, donde vivía la familia, aseguran que el niño era callado, educado y reservado, y que pocas veces se lo veía jugando o interactuando con otros chicos.
A medida que avanzan las audiencias, surgen más elementos que configuran un contexto de desamparo total, donde las alertas emitidas por instituciones escolares y de salud no lograron evitar el trágico desenlace.
El tribunal, conformado por los jueces Leonardo Feans, Martín Pérez y Francisco Mascarello, dispuso un cuarto intermedio hasta las 9 de la mañana del jueves 4 de septiembre para continuar con el debate. Se espera que en las próximas jornadas se escuchen más testimonios que puedan aportar claridad a un caso que no solo busca justicia, sino también respuestas ante un sistema que, una vez más, llegó tarde.
Una herida que interpela
El juicio por la muerte de Leonel no es solo un proceso judicial: se ha transformado en un espejo incómodo que refleja las fallas del sistema de protección a la infancia en Salta. A pesar de las múltiples señales, denuncias y seguimientos, nada evitó la muerte de un niño que pedía ayuda en silencio.
Mientras la Justicia avanza en busca de responsabilidad penal, la sociedad salteña vuelve a plantearse interrogantes urgentes: ¿cómo protegemos a los más vulnerables? ¿Qué hacemos como comunidad cuando detectamos situaciones de violencia? ¿Cuánto más debe soportar un niño para que su voz sea escuchada?
Por ahora, lo único claro es que Leonel Francia fue víctima de una cadena de omisiones, tanto familiares como institucionales, que lo dejaron solo ante un destino fatal. Y aunque el proceso judicial podrá establecer culpabilidades, el dolor de esta pérdida seguirá resonando en cada rincón donde un niño sufra sin que nadie lo vea.