La Municipalidad cerró preventivamente el restaurante y vinoteca ubicado en San Martín 15 después de detectar graves faltas sanitarias y una actitud desafiante del propietario, el exconcejal Facundo Guzmán. Vecinos y comerciantes denuncian que el empresario “hace lo que quiere” y hasta violó la clausura para continuar con obras en la vereda.
El operativo se concretó el 20 de noviembre cuando inspectores de Comercio y Bromatología constataron que “Pueblo Mío” funcionaba sin habilitación comercial, sin certificado de Bomberos, sin apto sanitario y con serias deficiencias en la manipulación de alimentos y bebidas alcohólicas. El local ya arrastraba multas y apercibimientos anteriores que nunca fueron subsanados.
Según la resolución 221/25 firmada por la Intendencia, el dueño entorpeció sistemáticamente los controles y mantuvo una postura “evasiva y obstructiva”. Lejos de regularizar la situación, Guzmán decidió ignorar las intimaciones y seguir abriendo las puertas todos los días.
El punto que más indignó a los comerciantes del centro fue que, apenas colocada la faja de clausura, el empresario la rompió para meterse al local y avanzar con reformas en la línea municipal sin ningún permiso. “Es una tomada de pelo total, hace lo que se le canta mientras el resto nos rompemos el lomo cumpliendo todo”, comentó un gastronómico de la zona que prefirió no dar su nombre.
El malestar crece porque Guzmán no es cualquier vecino: fue concejal de Cafayate, militante kirchnerista y candidato a diputado provincial por el frente “Salta va con Felicidad”. Fuentes municipales aseguran que, precisamente por su pasado político, “no puede alegar desconocimiento de la normativa”.
Con este cierre preventivo, la Municipalidad busca enviar un mensaje claro a todo el rubro gastronómico y turístico de Cafayate, uno de los destinos más visitados del norte argentino. “No vamos a permitir que unos pocos pongan en riesgo la salud de los turistas ni la imagen del pueblo”, señalaron desde el Ejecutivo local.
El caso ya trascendió lo administrativo y se convirtió en tema de conversación en el centro cafayateño, donde muchos piden sanciones más duras para evitar que la impunidad se instale en una vez más en una ciudad que vive del turismo y la buena fama de sus bodegas y restaurantes. Por ahora, “Pueblo Mío” sigue con las persianas bajas, aunque nadie descarta que su dueño intente volver a abrir por la fuerza.