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“Jack, el envenenador de perros”: Un criminal que mantiene en vilo a barrio Tres Cerritos

Vecinos alertan sobre un sujeto que estaría dejando cebos contaminados en la vía pública.

“Jack, el envenenador de perros”: Un criminal que mantiene en vilo a barrio Tres Cerritos

La situación que azota al barrio Tres Cerritos es tan aberrante como alarmante: un individuo, apodado con desprecio “Jack, el envenenador de perros”, ha sembrado el terror al dejar cebos envenenados en la vía pública, poniendo en riesgo la vida de mascotas y generando un peligro latente para la comunidad entera.

 

Este acto no solo refleja una crueldad inhumana hacia los animales, sino que constituye una amenaza directa a la seguridad pública, especialmente para los niños que podrían entrar en contacto con estas trampas mortales.

El caso de una pareja cuya mascota, un caniche juguetón, y su gatita estuvieron al borde de la muerte tras ingerir un cebo envenenado es solo una muestra del dolor y la impotencia que este envenenador ha desatado. La imagen de familias luchando por salvar a sus compañeros de cuatro patas, mientras temen por la seguridad de sus hijos en las plazas y veredas, es desgarradora. ¿Qué clase de persona actúa con tal premeditación y malicia? Este no es un simple acto de irresponsabilidad; es un delito, penado por la Ley 14.346 en Argentina, que castiga el maltrato y la crueldad animal.

La comunidad de Tres Cerritos no se ha quedado de brazos cruzados. La indignación ha dado paso a la acción: los vecinos exigen justicia, piden revisar cámaras de seguridad y comparten información para identificar al responsable. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿cómo es posible que alguien, quizás un vecino, pueda actuar con tanto desprecio por la vida? La incertidumbre sobre si se trata de una sola persona o de un grupo organizado solo agrava el clima de desconfianza y miedo. Lo que está claro es que este envenenador no solo ataca a los animales, sino que fractura la convivencia y la seguridad de un barrio entero.

Es imperativo que las autoridades tomen cartas en el asunto con la urgencia que merece. No basta con esperar que los vecinos resuelvan el problema solos; se necesita una investigación rigurosa, el uso de las cámaras de seguridad y una respuesta contundente para garantizar que el culpable enfrente las consecuencias de sus actos. Mientras tanto, la recomendación de pasear a las mascotas con correa y estar alerta no debería ser una carga para los vecinos, sino un derecho a vivir en un entorno seguro.

El envenenador de Tres Cerritos no solo es un criminal; es un cobarde que actúa desde las sombras, atentando contra seres indefensos y la tranquilidad de una comunidad. Este acto de violencia debe ser condenado con toda la fuerza de la ley y la sociedad. Basta de crueldad. Los animales no son objetos, son parte de nuestras familias, y la seguridad de todos, humanos y no humanos, debe ser una prioridad. ¡Que se haga justicia en Tres Cerritos!

 


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