En un nuevo capítulo de la saga “Narcotraficantes con Más Ambición que Cerebro”, un salteño pensó que podía jugar al turista despistado y colar 10 kilos de marihuana en un ómnibus que salió de Cafayate rumbo a Tucumán.
Porque, claro, ¿qué mejor manera de pasar desapercibido que esconder la mercancía en un bolso de mano, en el portaequipaje y, por qué no, sobre las butacas vacías? ¡Un plan infalible!
La Gendarmería Nacional, que al parecer no comparte el mismo optimismo creativo de nuestro protagonista, desplegó su Escuadrón Núcleo “Aguilares” sobre la Ruta Nacional 40, a la altura de la Ciudad Sagrada de Quilmes. Con un escáner móvil que no se deja engañar por paquetes envueltos en film, los gendarmes detectaron “imágenes sospechosas” en el equipaje del sujeto. Y sorpresa: no eran souvenirs ni alfajores de Cafayate, sino 10 kilos 880 gramos de cannabis sativa, confirmados por el siempre confiable Narcotest.
El implicado, un mayor de edad cuya identidad no se reveló (seguramente para no avergonzar a su familia en Salta), ahora enfrenta las consecuencias de su brillante idea. El Juzgado Federal 2 de Tucumán ordenó su detención, el secuestro de la droga, un celular que probablemente tenga más pistas que una novela policial y algo de efectivo que no alcanzó para comprar un mejor escondite.
Cafayate, esa joya turística famosa por sus vinos y paisajes, vuelve a ser señalada como punto de partida para las rutas del narcotráfico en el norte argentino. Porque, claro, nada grita “discreción” como usar un colectivo de larga distancia para mover estupefacientes. En fin, otro día, otra detención, y la misma pregunta de siempre: ¿cuándo aprenderán que la Gendarmería no está de vacaciones?