En las últimas horas, la tranquilidad de General Güemes se vio interrumpida por un feroz enfrentamiento que dejó a los vecinos con el corazón en la boca. Dos tipos, visiblemente pasados de copas, empezaron a discutir a los gritos en plena vía pública, y lo que arrancó como un intercambio de palabras subió de tono hasta convertirse en una pelea a puñetazos. La cosa se puso fea cuando uno de ellos agarró un cuchillo del piso y lo usó para atacar al otro, propinándole varios golpes en el cuerpo. Por suerte, no pasó a mayores, pero el riesgo de una tragedia estaba latente.
Los testigos del barrio no salían de su asombro, y varios comentaron que escenas como esta se están volviendo moneda corriente en la zona. "Ya no se puede salir tranquilo a la calle", se quejaban algunos, destacando cómo la violencia callejera en Salta parece ir en aumento. Este tipo de episodios no solo generan miedo entre los residentes, sino que también ponen en jaque a las autoridades locales, que luchan por contener una ola de agresiones que se repiten con frecuencia alarmante.
Lo más preocupante es que, pese a la gravedad del hecho, nadie radicó una denuncia en la comisaría. Esto no es algo nuevo en General Güemes: muchos prefieren no meterse en líos o desconfían del sistema, lo que complica aún más el control de la inseguridad en la provincia. Sin reportes oficiales, las fuerzas de seguridad tienen las manos atadas para investigar y prevenir futuros incidentes, dejando a la comunidad expuesta a más riesgos.
Este no es un caso aislado; el fin de semana pasado, otro grupo de jóvenes se trenzó en una pelea salvaje a la salida de un evento social en la misma ciudad. Los videos que anduvieron circulando por las redes mostraban patadas y golpes sin piedad, y aunque nadie resultó herido de gravedad, el nivel de agresividad dejó a todos con la sensación de que algo tiene que cambiar urgente. En Salta, donde la convivencia pacífica siempre fue un orgullo, estos hechos están erosionando la confianza en la seguridad pública.
La preocupación se extiende más allá de General Güemes, ya que localidades cercanas como Campo Santo también reportan episodios similares en los últimos días. Vecinos y comerciantes piden a gritos más patrullajes y programas de prevención para frenar esta escalada de violencia, que afecta desde los pibes hasta los mayores. En un contexto donde la economía aprieta y el estrés social aumenta, estos altercados podrían ser el síntoma de problemas más profundos que requieren atención inmediata.
Para los salteños, la clave está en unir fuerzas entre la comunidad y las autoridades para restaurar la paz en las calles. Mientras tanto, episodios como este sirven de recordatorio de que la inseguridad en Salta no es solo un titular, sino una realidad que impacta el día a día de miles de personas, exigiendo soluciones concretas y efectivas antes de que sea demasiado tarde.
