La Casa Rosada entró en una semana decisiva y apura las negociaciones para lograr que el Presupuesto 2026 obtenga media sanción en la Cámara de Diputados antes del próximo jueves. La orden política es clara: cerrar los acuerdos entre lunes y martes, emitir dictamen cuanto antes y encaminar el texto hacia el recinto sin mayores demoras. En el Gobierno son optimistas y aseguran tener los 129 votos necesarios para aprobar la iniciativa, un número que les permitiría superar una de las batallas legislativas más relevantes del año.
En Nación señalan que los últimos contactos con los bloques dialoguistas fueron fructíferos, especialmente en aquellos puntos que las provincias venían reclamando desde hace meses. Entre ellos, figuran la baja de retenciones para sectores productivos y la reactivación de obras públicas paralizadas, dos temas sensibles para los gobernadores y claves para destrabar apoyos. “Vamos a intentar sacarlo todo la semana que viene”, repiten en los pasillos oficiales, confiados en que el trabajo fino realizado en las últimas semanas dará resultados.
El equipo encargado de conducir la negociación política está integrado por el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; el ministro del Interior, Diego Santilli; y la jefa del bloque oficialista en el Senado, Patricia Bullrich. A ellos se suma el ministro de Economía, Luis Caputo, quien define qué pedidos de los aliados pueden incorporarse al proyecto y cuáles quedan afuera. Caputo, dicen cerca suyo, lleva adelante un equilibrio delicado: conceder lo justo para sumar votos, pero sin abrir un boquete fiscal que desdibuje los objetivos del presupuesto.
En Balcarce 50 dan por hecho que, en paralelo al Presupuesto, se activarán una serie de reuniones con los jefes de bloque de ambas cámaras para acelerar el avance de la nueva reforma laboral enviada por el presidente Javier Milei. Consciente de la resistencia sindical, el Ejecutivo decidió dejar afuera los puntos más conflictivos con el objetivo de bajar tensiones y facilitar el debate. La estrategia oficial, aseguran, es avanzar “por partes” para evitar un enfrentamiento frontal que complique el resto de la agenda legislativa.
La prioridad absoluta del Gobierno sigue siendo la aprobación del Presupuesto 2026. La razón es estrictamente económica: en el oficialismo confían en que su sanción permitirá consolidar la baja del riesgo país y mejorar las tasas con las que la Argentina deberá enfrentar los vencimientos de deuda de enero, que ascienden a unos 4.000 millones de dólares. Con ese fin, el Tesoro concretó recientemente una colocación de deuda en moneda extranjera por 1.000 millones, la primera desde 2018, en un intento por reforzar la señal de estabilidad hacia los mercados.
Pero el Presupuesto no llega solo. En el paquete de prioridades del Ejecutivo también figura una iniciativa destinada a blanquear dólares del llamado “colchón”, que el oficialismo pretende incorporar dentro del mismo proyecto presupuestario para acelerar su tratamiento. La propuesta incluye modificaciones a la Ley Penal Tributaria y de Procedimiento Fiscal, elevando de 1.500.000 a 100.000.000 de pesos el piso a partir del cual la evasión se considera delito. Además, mantiene penas de dos a seis años para quienes evadan tributos por encima de esos montos.
La jugada busca, por un lado, incentivar la declaración de dólares no registrados que aún circulan en la economía informal y, por otro, enviar una señal de flexibilidad a sectores empresarios que ven con buenos ojos una actualización del régimen penal tributario. En el oficialismo aseguran que el cambio favorecerá el ingreso de capitales —tanto al sistema financiero como al mercado formal— y podría ser una herramienta útil para recortar la brecha cambiaria.
Mientras tanto, en el Congreso la tensión crece. Los bloques dialoguistas afinan posiciones y cruzan borradores, conscientes de que cualquier concesión puede inclinar la balanza. En Diputados se respira cierto clima de acuerdo, aunque no exento de negociaciones de último minuto. En el Senado, en cambio, el panorama aparece más complejo: allí la oposición dialoguista es más reducida y los votos se cuentan uno por uno.
La Casa Rosada se prepara para una semana intensa, con reuniones, llamados y borradores que van y vienen a toda velocidad. Si logra aprobar el Presupuesto 2026 en Diputados, el Gobierno habrá superado un escollo político decisivo. El verdadero desafío, sin embargo, llegará después: convencer al Senado y sostener un clima de diálogo en un contexto económico y social que no admite demasiados tropiezos.
Por ahora, la orden es avanzar sin pausas. Y en los despachos oficiales repiten que “la semana que viene será clave”. El Presupuesto, la reforma laboral y el paquete tributario marcan el pulso de un Congreso que entra en una etapa de definiciones. Y el Gobierno, consciente de ello, acelera a fondo para llegar con los números justos y el respaldo suficiente.