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Deserción universitaria en Salta: más de la mitad de los ingresantes abandona la UNSa

La Universidad Nacional de Salta vio cómo de 9.000 preinscriptos solo 4.500 pudieron mantener sus estudios.

Deserción universitaria en Salta: más de la mitad de los ingresantes abandona la UNSa

La Universidad Nacional de Salta (UNSa) enfrenta un panorama preocupante con la deserción estudiantil que se disparó en 2025.

 

De casi 9.000 aspirantes que se preinscribieron al inicio del ciclo, apenas entre 6.000 y 6.500 completaron el ingreso, y de esos, solo alrededor de 4.500 lograron sostener su camino académico. Esta realidad, que afecta sobre todo a familias de bajos recursos en la provincia, pone en jaque el acceso igualitario a la educación superior en Salta.

La mayoría de los estudiantes que abandonan provienen de hogares con empleos precarios o sin registro, donde la necesidad de generar ingresos obliga a priorizar el trabajo por sobre las aulas. En un contexto de inflación y desempleo que azota al norte argentino, muchos chicos no pueden cubrir gastos básicos, lo que complica su permanencia en la UNSa. Las políticas de bienestar universitario se convierten así en un salvavidas esencial para frenar esta tendencia que amenaza con agrandar la brecha social en la región.

A esto se suma la merma en programas nacionales de apoyo, como becas que perdieron valor adquisitivo y se volvieron más difíciles de obtener por requisitos cada vez más estrictos. En Salta, donde la pobreza impacta fuerte en los jóvenes, la UNSa busca contrarrestar esto con iniciativas locales que fomenten la continuidad educativa. El foco está en asistir a quienes más lo necesitan, evitando que la crisis económica en Argentina deje a una generación sin oportunidades de progreso.

Para combatir la deserción universitaria en Salta, la institución amplió sus becas de estudio, alcanzando unas 2.400 en toda la provincia, junto con 800 raciones diarias gratuitas en el comedor. Hay planes para aumentar a 1.100 menús en 2026, con un costo accesible de unos 3.500 pesos por vianda, mucho menos que lo que se paga en los alrededores del campus. Estas medidas buscan aliviar la carga económica de los estudiantes y mantenerlos enfocados en sus carreras.

El merendero de la UNSa también se reforzó, pasando a operar de lunes a viernes y atendiendo a cerca de 700 alumnos por tarde, un salto importante respecto a su funcionamiento anterior. Con un presupuesto de casi 2.000 millones de pesos destinado al bienestar, la universidad pone el acento en que los estudiantes son su prioridad absoluta. En un año tan duro como 2025, estas acciones representan un esfuerzo por sostener la trayectoria académica en medio de la adversidad.

Otro avance clave es la extensión del boleto estudiantil subsidiado, que ahora incluye a más categorías como alumnos de Enfermería en prácticas, tesistas, becarios de investigación y quienes realizan trabajos de campo. Esto facilita el acceso al transporte en Salta, coordinado con las autoridades locales, y apunta a que en 2026 nadie quede fuera por falta de movilidad. En definitiva, frente a la deserción en la UNSa impulsada por la crisis económica, estas estrategias buscan garantizar que la educación superior siga siendo un derecho accesible para todos los salteños.

 


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