Salta vive nuevamente los días de mayor fervor religioso con la Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro, y con ella también se pone en marcha un operativo de seguridad que cada año crece en magnitud y organización. En esta edición 2025, el plan preventivo contempla la participación de 10.600 policías distribuidos en distintas etapas, con el objetivo de resguardar a los fieles, acompañar a las peregrinaciones y garantizar el orden en los actos centrales.
El Operativo Milagro, que ya es un clásico de septiembre, se desarrolla en tres fases que abarcan desde los primeros movimientos de los devotos hasta la multitudinaria Procesión del día 15. La planificación busca atender tanto la masividad de la celebración como los diferentes escenarios que se generan en el microcentro, los accesos a la capital y los caminos que recorren quienes llegan a pie desde distintos rincones de la provincia y del país.
La primera etapa comenzó en julio con la entronización de las imágenes en la Catedral Basílica. Ese momento marcó el inicio del cronograma que incluyó celebraciones como el Milagro de los Enfermos, el de los Niños, el de la Catequesis y el de los Jóvenes. Durante esas semanas se desplegaron efectivos en torno a la plaza 9 de Julio y otros puntos neurálgicos de la ciudad, reforzando la seguridad urbana y acompañando a los fieles en los templos.
Desde el 1 de septiembre se puso en marcha la segunda fase, quizás una de las más intensas: el acompañamiento a las peregrinaciones. Más de 200 grupos de devotos se dirigen hacia la Catedral Basílica, muchos de ellos tras caminar durante varios días y atravesar geografías adversas. Entre las delegaciones más destacadas se encuentran las que llegan desde Perú, Entre Ríos, Catamarca, Los Toldos, Santa Victoria Oeste, Salvador Mazza y Tartagal. Se trata de un verdadero mosaico humano que año a año reafirma la dimensión regional e internacional de la fiesta.
Para seguir de cerca a quienes emprenden la travesía, la Policía de Salta implementó un sistema de monitoreo innovador. A través de una aplicación con GPS, elaborada por su propio equipo de informáticos, se registra la ubicación de cada grupo en tiempo real. Esta herramienta se complementa con más de 170 cámaras instaladas en distintos puntos de la provincia, todas conectadas al Centro de Monitoreo de Peregrinos que funciona en la Jefatura. El objetivo es garantizar que cada caminata llegue de manera segura, prever necesidades y actuar rápidamente ante cualquier emergencia.
Además del control digital, se dispuso un acompañamiento humano y logístico. El 10 de septiembre se activarán nodos de asistencia integral en El Maray, Puente Morales, Santa Rosa de Tastil, Dique La Ciénaga y Cobos. En esos lugares, peregrinos y familias encontrarán atención médica, hidratación, espacios de descanso y la coordinación de Defensa Civil junto a áreas de salud y organismos estatales. La intención es dar contención a miles de personas que ya para esa fecha habrán recorrido largas distancias.
Mientras tanto, en la ciudad capital se refuerzan los controles en sectores estratégicos. Las áreas comerciales, los corredores turísticos y hoteleros, y las zonas de mayor tránsito peatonal cuentan con una presencia policial sostenida. El desafío no es solo custodiar las peregrinaciones y las misas, sino también cuidar la actividad cotidiana de quienes viven, trabajan o visitan Salta durante estas jornadas en las que la ciudad se ve colmada de visitantes.
La tercera y última etapa del operativo tendrá lugar los días 15 y 16 de septiembre. El día de la Procesión, que es el momento cumbre de la celebración, el despliegue será total: efectivos en cada esquina del recorrido, puestos sanitarios, cortes de tránsito y asistencia permanente para una multitud que suele superar las 600 mil personas. Al día siguiente se dará por concluido el operativo, luego de casi dos meses de trabajo ininterrumpido.
La magnitud del Operativo Milagro refleja la importancia que esta fiesta tiene para los salteños y para toda la región. No se trata solo de un despliegue policial: es un engranaje que involucra a distintas áreas del Estado provincial y municipal, con la meta de acompañar a una de las manifestaciones de fe más grandes de la Argentina.
Cada septiembre, Salta se convierte en escenario de una experiencia única, en la que la devoción popular se entrelaza con la organización comunitaria. Los peregrinos que llegan desde parajes lejanos, los miles de vecinos que se suman a las celebraciones, los turistas que se maravillan ante la Procesión y los trabajadores que garantizan seguridad y asistencia, conforman juntos la esencia del Milagro. El operativo de este año busca estar a la altura de ese espíritu colectivo, asegurando que la fe pueda vivirse en un marco de paz y cuidado para todos.