A un mes del desborde del río Bermejo, varias comunidades del departamento Rivadavia Banda Sur siguen completamente aisladas y sin respuestas concretas a sus pedidos de asistencia. La evidente situación se observa sobre todo en los caminos vecinales que conectan a las comunidades con el pueblo de Rivadavia. Esas comunidades, en su mayoría originarias, no tienen asistencia médica en casos de emergencia y los niños tampoco pueden concurrir a la escuela.
El camino vecinal que une la comunidad de San Felipe con Rivadavia Banda Sur, a unos 25 kilómetros al sur oeste, permanece intransitable. Tramos enteros están cubiertos por agua y barro, y las profundas huellas dejadas por vehículos durante la crecida, de más de 40 centímetros, dificultan el paso incluso para quienes intentan cruzar a pie.
"El camino está totalmente anegado y no se puede acceder ni salir de allí", relató un referente comunitario de San Felipe. "Somos unas 45 familias, todas de etnia wichí. Eso es lo que estamos pasando en estos días y meses: total abandono".
El impacto del aislamiento es profundo: no hay atención médica ante emergencias, no llegan ambulancias y las clases están suspendidas. "Las ambulancias no pueden entrar a los parajes. Si alguien se enferma, no hay cómo sacarlo. Es muy angustiante", denunció. La situación se repite en parajes cercanos como La Esperanza, El Cocal, El Chañaral y Campo Pañuelo, donde el estado de los caminos también es crítico.
"Tenemos que caminar varios kilómetros a pie, cruzando sectores con agua hasta las rodillas, para llegar a Rivadavia y comprar provisiones", explicó. Según relatan los vecinos, cada salida representa un riesgo físico: personas que resbalaron, se golpearon o terminaron heridas al intentar atravesar los caminos.
"Hubo accidentes, personas que quedaron heridas por caídas y golpes. Es muy complicado caminar por acá, pero no queda otra", afirmó.
Los pobladores aseguran que el problema no es nuevo, pero que cada año se repite sin soluciones. "Hoy es 31 de mayo y todo está como al día siguiente del desborde. No ha venido nadie, no hay máquinas, no hay ayuda. Nada", sostuvo el poblador. "Tenemos representantes políticos que no se preocupan. Esta situación se repite todos los años y nunca cambia. No es la primera vez que tenemos que pedir ayuda".
Además de la necesidad urgente de reparar los caminos vecinales, la gente reclama asistencia básica. "Lo principal que necesitamos es mercadería, cosas para higiene, pañales y algunos medicamentos simples, como paracetamol en gotas, amoxicilina o ibuprofeno. No estamos pidiendo cosas raras, solo lo necesario para poder seguir".
La falta de mantenimiento en la infraestructura rural expone la vulnerabilidad estructural de las comunidades del Chaco salteño. El aislamiento prolongado, más allá del evento climático puntual, revela la ausencia de un plan sostenido de contención y respuesta en una de las zonas más postergadas de la provincia.