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MILAGRO 2025

Piden identificar con cintas a los perros para evitar extravíos durante las peregrinaciones

Una red de proteccionistas impulsa una campaña para marcar a los animales con cintas de colores según su municipio

Piden identificar con cintas a los perros para evitar extravíos durante las peregrinaciones

Con la llegada de septiembre, Salta se prepara para uno de sus eventos más convocantes: el Milagro. En este contexto, un grupo de proteccionistas de animales lanzó nuevamente la campaña “Hagamos un Milagro”, una iniciativa que busca prevenir la pérdida de mascotas durante las peregrinaciones, identificándolas con cintas de colores de acuerdo al municipio al que pertenecen. El objetivo es claro: evitar que los perros se desorienten y terminen lejos de sus hogares en medio de las multitudinarias caminatas que convergen en la capital provincial.

Desde la red voluntaria que lleva adelante la propuesta explicaron que ya comenzaron con los trabajos en distintas localidades del Valle de Lerma y otras zonas del interior salteño. La idea es salir a recorrer calles, parajes y zonas rurales para colocar cintas a los animales —tengan o no dueño— y así poder identificar rápidamente su procedencia si se llegaran a extraviar.

“La primera semana de septiembre siempre es intensa. Se trata de salir casa por casa, hablar con las familias y encintar a los perros del pueblo para que no terminen en la ruta con las columnas de peregrinos”, señalaron desde las organizaciones participantes. El trabajo es coordinado entre diferentes municipios, y se intenta que los perros se queden en su lugar de origen, evitando que acompañen a los fieles en el trayecto hacia Salta capital.

Un gesto simple que salva vidas

La iniciativa, que ya tiene varios años de implementación, demostró ser efectiva en la reducción de animales perdidos durante la festividad. No obstante, reconocen que el desafío más grande sigue siendo en la ciudad de Salta, donde la concentración de peregrinos es mucho mayor y el movimiento de gente genera más confusión en los animales.

En los pueblos del interior, donde las rutas de peregrinación son más delimitadas y predecibles, los proteccionistas suelen instalar puestos de control y filtros. Allí, además de hidratar y asistir a los caminantes, también se encargan de frenar a los perros que intentan sumarse al recorrido. Muchas veces, el acompañamiento de los animales no es malintencionado: suelen seguir a sus familias o a grupos de personas con quienes conviven en los barrios. Pero ese gesto instintivo puede transformarse en un problema si terminan a kilómetros de distancia, sin poder regresar.

El sistema de cintas funciona de forma sencilla pero eficaz: cada municipio utiliza un color distinto. Esto permite que, en caso de encontrar un animal desorientado, se pueda identificar rápidamente su lugar de origen y organizar su regreso. Las cintas se colocan en el cuello o en las patas del animal, dependiendo del caso, y los colores ya están estandarizados para evitar confusiones.

Colaboración comunitaria y conciencia

Uno de los pilares fundamentales del proyecto es la colaboración de los vecinos. No solo se les pide que permitan identificar a sus mascotas, sino también que eviten que los animales salgan durante los días de peregrinación y, en lo posible, los resguarden en sus casas. Además, la red solicita donaciones de cintas —preferentemente de tela o plásticas, resistentes al agua— y ayuda económica para cubrir gastos de movilidad, sobre todo en los casos donde es necesario repatriar a los animales que llegan hasta la ciudad.

“Nos ha pasado de encontrar perros en el centro que venían desde lugares como Chicoana o El Carril. Volverlos a su hogar implica organización, combustible, y a veces hasta tener un lugar de tránsito hasta que se pueda hacer el traslado”, explican los voluntarios. Por eso, cada colaboración suma, desde un rollo de cinta hasta una mano para el traslado o cuidado temporal de los perros encontrados.

Una problemática que trasciende la fe

El Milagro, más allá de su fuerte carga espiritual y cultural, también pone en evidencia algunas problemáticas sociales que se repiten cada año. Entre ellas, la tenencia responsable de animales y la falta de políticas públicas sostenidas para el control de población canina. Si bien hay municipios que cuentan con programas de castración y educación, el peso del trabajo sigue recayendo mayormente en redes de voluntarios que dedican su tiempo y recursos a proteger a los animales.

En este sentido, los proteccionistas remarcan que el proyecto “Hagamos un Milagro” no busca criminalizar ni señalar a las familias que tienen mascotas, sino generar conciencia sobre la importancia de cuidarlas especialmente en contextos como este, donde el movimiento masivo de personas puede provocar caos, miedo y desorientación en los animales.

El Milagro como oportunidad para el cuidado colectivo

Con la cuenta regresiva ya en marcha, la esperanza está puesta en que este año menos animales terminen extraviados y más personas se sumen a la campaña. En las próximas semanas, los voluntarios seguirán recorriendo las localidades del interior, identificando a los perros y dialogando con los vecinos.

Mientras tanto, en la ciudad de Salta, se preparan para reforzar los controles en los accesos y puntos clave donde suelen arribar las peregrinaciones. Allí también se hace un llamado a la solidaridad: si un vecino ve un perro con cinta de otro color, lo ideal es dar aviso a las redes de proteccionistas o resguardarlo momentáneamente, si es posible, hasta que se pueda coordinar su regreso.

 


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