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FE, DEVOCIÓN Y TRADICIÓN

Salta vive el Milagro 2025: miles de fieles iniciaron la novena con profunda devoción

Con un clima de recogimiento y esperanza, la ciudad de Salta ya palpita la celebración religiosa más convocante del norte argentino.

Salta vive el Milagro 2025: miles de fieles iniciaron la novena con profunda devoción

Con el corazón puesto en la fe y la mirada en el cielo, miles de salteños dieron inicio a la novena en honor al Señor y la Virgen del Milagro, una de las manifestaciones religiosas más arraigadas y multitudinarias del país. Desde el 6 de septiembre y hasta el 14, la Catedral Basílica se convierte en el epicentro espiritual de la ciudad, convocando a fieles de todas las edades que se acercan a rezar, agradecer y renovar su compromiso con una devoción que atraviesa generaciones.

Este 2025, el lema que guía la novena es “Camino del Encuentro y la Esperanza”, una consigna que refleja el espíritu de esta preparación que desembocará, como cada 15 de septiembre, en la histórica procesión del Milagro, considerada la más multitudinaria del norte argentino y una de las más emblemáticas de América Latina.

Durante nueve días, la ciudad capital se transforma. El ritmo cotidiano se ve atravesado por campanas, rezos comunitarios, cantos litúrgicos y una mística única que solo se respira en Salta durante esta época del año. Las calles del centro se llenan de fieles que se acercan a la Catedral a cualquier hora, con flores, velas y gestos de profunda religiosidad popular.

Los actos centrales de la novena incluyen el rezo diario a las 15:30, seguido de misas a las 17:00, 19:00, 20:30 y 22:00, todas celebradas en la Catedral y transmitidas en vivo a través de los canales digitales oficiales. Esta modalidad, que se mantuvo desde la pandemia, permite que quienes no pueden estar físicamente presentes también formen parte del camino espiritual.

Cada día está dedicado a una intención particular que orienta las oraciones y reflexiones: por los enfermos, por la paz, por los difuntos, por la patria, por la familia, por las vocaciones religiosas, por los trabajadores, por los jóvenes y por los niños. Así, el Milagro no solo invita a una vivencia interior, sino que pone la mirada en las problemáticas que atraviesan a la sociedad salteña y argentina en general.

El cronograma no se limita a la Catedral. En todas las parroquias de la Arquidiócesis, las comunidades se organizan para vivir la novena con rosarios a las 19:15, misa a las 20:00 y la oración de la novena a las 20:30. La noche del 14, como es tradición, se realizará la peregrinación comunitaria previa a la gran procesión, bajo la consigna de llevar un distintivo amarillo como símbolo de unidad.

Lo que hace del Milagro un fenómeno tan particular no es solo su masividad, sino la intensidad emocional y espiritual con la que se vive. Familias enteras se reúnen frente al altar, peregrinos que llegan caminando desde distintos rincones de la provincia —e incluso de otras provincias argentinas— se funden en abrazos de emoción y agradecimiento, y la ciudad entera se detiene para dar lugar a lo sagrado.

Aunque el punto culmine será, como siempre, el 15 de septiembre, con la multitudinaria procesión por las calles céntricas, estos días previos son fundamentales. La novena no solo prepara el espíritu, sino que fortalece el sentido de comunidad. En un año marcado por desafíos económicos, sociales y políticos, el Milagro aparece como un faro de esperanza y resiliencia.

El impacto que esta festividad tiene en Salta es difícil de explicar con palabras. No se trata solo de una expresión de religiosidad, sino de una vivencia colectiva que integra a la cultura, la identidad y la historia del pueblo salteño. Por eso, cada septiembre, la provincia entera se moviliza: desde los voluntarios que organizan los accesos, hasta los músicos litúrgicos, pasando por comerciantes, familias anfitrionas y miles de peregrinos que caminan durante días para llegar a la Catedral.

A diferencia de otras festividades religiosas, el Milagro de Salta no está centrado en lo espectacular, sino en lo profundamente humano. Es el agradecimiento de quien superó una enfermedad, el pedido silencioso de una madre por su hijo, la promesa cumplida de un abuelo, o la simple necesidad de encontrar un poco de paz en medio del caos diario. Esa mezcla de recogimiento íntimo y fervor colectivo es lo que convierte al Milagro en algo único.

Y aunque el evento tiene un fuerte arraigo en la Iglesia Católica, su alcance va mucho más allá. Muchas personas que no se consideran religiosas participan igual, movidas por una necesidad espiritual, cultural o simplemente por tradición. El Milagro convoca, une y moviliza, y eso se nota en cada rincón de Salta durante estas semanas.

Con las imágenes del Señor y la Virgen ya expuestas en el altar mayor, y con miles de fieles que noche tras noche colman la Catedral, Salta vive días de profunda emoción. El Milagro 2025 ya está en marcha, y con él, una vez más, se renueva el pacto de fe entre el pueblo salteño y sus patronos.

Faltan pocos días para que las campanas vuelvan a sonar con fuerza y los estandartes salgan a las calles en una de las manifestaciones de fe más conmovedoras de la Argentina. Mientras tanto, la ciudad se sigue vistiendo de oración, silencio y esperanza.

Porque en Salta, septiembre no es solo un mes más: es tiempo de Milagro.


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