El Hospital San Bernardo de Salta vivió hoy una jornada de extrema presión debido a la saturación de su servicio de urgencias, con múltiples ambulancias aguardando atención y una ocupación total de camillas. Desde la institución aseguraron que el personal tuvo que desplegar todos sus recursos para responder a la demanda y normalizar la situación.
Según detallaron desde el hospital, la congestión operativa no se debió únicamente al flujo habitual de pacientes, sino principalmente al aumento de personas que, con cobertura de obras sociales o afiliación al PAMI, eligen acudir al hospital público. Esta situación refleja un fenómeno recurrente en Salta, donde los hospitales estatales se convierten en una opción frente a demoras o falta de respuesta de los prestadores privados.
A esta sobrecarga se sumó un incremento significativo de accidentados viales y casos oncológicos complejos, generando lo que desde el San Bernardo describieron como un “cuello de botella inevitable”. La combinación de estos factores derivó en demoras prolongadas para la liberación de ambulancias, algo que impacta directamente en la respuesta ante emergencias en la ciudad.
El personal del hospital trabajó intensamente para reorganizar los recursos disponibles y atender a todos los pacientes, priorizando los casos más graves. La dirección del San Bernardo remarcó que, pese a las dificultades, se mantiene firme el compromiso de garantizar atención universal y gratuita a la población de Salta.
Situaciones como la de hoy evidencian los desafíos que enfrentan los hospitales públicos de la provincia frente al aumento de consultas y la complejidad de los casos que reciben. Especialistas en salud señalan que el sistema debe reforzar su capacidad operativa y logística, no solo en infraestructura sino también en recursos humanos, para evitar que episodios de saturación afecten la atención de urgencias.
El flujo de pacientes con obra social y PAMI hacia los hospitales públicos es un fenómeno que viene creciendo en Salta, reflejando una tendencia nacional. Muchas veces, los afiliados de estos subsistemas buscan atención en los hospitales estatales por la rapidez en los tiempos de espera o por dificultades en la cobertura de tratamientos especializados en sus prestadores privados.
En paralelo, el aumento de accidentes de tránsito y casos oncológicos complejos añade presión a la capacidad de atención del hospital. Cada camilla ocupada representa un retraso potencial para nuevos ingresos, lo que genera tensiones en la gestión diaria y en la coordinación con ambulancias.
Desde la institución aseguraron que el objetivo principal es garantizar la atención de urgencia y la continuidad de los tratamientos, incluso en momentos de máxima demanda. Asimismo, destacaron la dedicación del personal sanitario, que afrontó la situación con profesionalismo y compromiso, logrando normalizar el servicio después de varias horas de trabajo intenso.
Los vecinos de Salta y usuarios del hospital compartieron imágenes de la congestión en redes sociales, lo que volvió a poner en debate la necesidad de ampliar la infraestructura sanitaria y fortalecer la coordinación entre los distintos subsistemas de salud. Expertos sostienen que este tipo de saturación podría reducirse mediante políticas que integren mejor la atención pública y privada, así como programas de prevención de accidentes y de acompañamiento de pacientes crónicos y oncológicos.
La jornada de hoy en el Hospital San Bernardo deja en evidencia los desafíos diarios del sistema sanitario salteño: alta demanda, complejidad de casos y recursos limitados. Mientras tanto, las autoridades locales trabajan en estrategias para optimizar la gestión y asegurar que cada paciente reciba la atención que necesita en tiempo y forma.
Con la saturación de hoy, el hospital reafirma su rol central en la atención de salud de Salta, recordando que, a pesar de la presión, la prioridad sigue siendo garantizar la asistencia a todos los ciudadanos, independientemente de su cobertura médica.
