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Infraestructura urbana

Veredas rotas en capital preocupan por la falta de compromiso de los dueños

La Municipalidad avanza con obras en el centro, pero advierte que muchos propietarios desoyen notificaciones y dejan que sus veredas sigan destruidas.

Veredas rotas en capital preocupan por la falta de compromiso de los dueños

Caminar por el centro salteño puede convertirse en un desafío. Baldozas flojas, veredas rotas y desniveles peligrosos son parte del paisaje urbano en calles clave como Ameghino, Caseros o Belgrano. La situación, que genera malestar entre vecinos y comerciantes, también preocupa a las autoridades municipales, que apuntan directamente a los propietarios por su falta de responsabilidad.

Desde la Municipalidad aseguran que la mayoría de los inmuebles con frentes en mal estado pertenecen a personas con capacidad económica suficiente para afrontar los arreglos. Sin embargo, muchos eligen ignorar las notificaciones y acumulan multas sin hacerse cargo. “No es un problema de plata, es de actitud”, remarcan desde Obras Públicas.

Uno de los casos más notorios ocurrió en calle Ameghino, donde una propiedad con vereda destruida acumuló sanciones durante años. Finalmente, el municipio realizó la obra por su cuenta y luego trasladó el costo al dueño. La bronca crece cuando se conocen testimonios de personas mayores que se han caído en esas veredas sin que nadie responda.

El Plan de Veredas y Fachadas que impulsa la Secretaría de Obras Públicas busca mejorar la imagen del microcentro y garantizar la accesibilidad. Además de las veredas, se trabaja en la recuperación de edificios históricos como la iglesia La Merced y el Museo de Alta Montaña, donde se respetaron los colores originales tras estudios técnicos.

El plan también incluye una renovación integral en arterias como San Martín y Belgrano. Allí se construirán rampas para personas con discapacidad, se ensancharán veredas y se ordenará la circulación peatonal. “Transitar por la San Martín hoy es casi imposible”, admiten desde el área técnica, y anticipan que las obras buscarán priorizar al peatón.

Aunque el municipio avanza con intervenciones en distintos puntos, insiste en que el mantenimiento del frente de cada propiedad es responsabilidad de sus dueños. El procedimiento contempla primero notificaciones, luego multas, y si no hay respuesta, la ejecución directa con cargo al propietario.

La falta de respuesta no solo impacta en la imagen urbana, sino también en la seguridad. Cada vez son más frecuentes las caídas, especialmente de adultos mayores, por veredas en mal estado. Además, muchas esquinas carecen de rampas o están bloqueadas por construcciones improvisadas, lo que complica la circulación para personas con movilidad reducida.

Desde el gobierno local aseguran que no se trata solo de obras, sino de cambiar una lógica instalada: que el espacio público no es tierra de nadie. En paralelo a las tareas de infraestructura, se trabaja en campañas para concientizar sobre el deber de cada frentista de mantener en condiciones su vereda.

Mientras tanto, los reclamos se acumulan en redes sociales y canales oficiales. Y aunque algunas respuestas llegan rápido, otras se demoran más de la cuenta. Lo cierto es que, sin colaboración de los propietarios, la recuperación del centro será lenta y costosa.

La transformación del microcentro salteño es una apuesta fuerte. Pero más allá de los planes oficiales, el desafío está en lograr que todos comprendan que la ciudad no es solo del Estado: también es de quienes la habitan y caminan sus calles cada día. Porque una vereda en mal estado no solo lastima a quien se cae. También habla de cuánto cuidamos, o no, el lugar en el que vivimos.


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