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Los 80 de Paul McCartney: la historia del músico más influyente de los últimos 60 años

Sus inicios en la música. El primer encuentro con John Lennon. La explosión con los Beatles. 

Los 80 de Paul McCartney: la historia del músico más influyente de los últimos 60 años

Hace 80 años, cuando en Liverpool nació ese bebé con cachetes esponjosos, en una casa de trabajadores típica de la época, nadie pudo imaginar que el mundo estaba viendo por primera vez a un genio.

Muerto Steve Jobs, y tal vez junto a Bill Gates, Paul McCartney es la persona viva que más y mejor ha influido en la vida de las personas. Casi nada de lo que ocurrió en la cultura popular en los últimos sesenta años –que es lo mismo que decir: en nuestro discurrir cotidiano- podría explicarse sin los Beatles y sin sus canciones.

 

Paul cumple 80. Y todos un poco estamos de festejo. Él compuso y cantó muchas de las canciones que integran la banda de sonido de la vida de varias generaciones. Porque a nadie le puede caber dudas que lo suyo no sólo fueron tontas canciones de amor.

Su padre era músico de jazz y su madre partera. Él, desde chico, se sintió atraído por la música. Tocaba el piano. El padre le propuso tomar clases formales pero Paul prefería tocar de oído. El coro de la Catedral de Liverpool lo rechazó, alguien creyó que no cantaba lo suficientemente bien para estar con ellos. Su madre murió cuando él tenía 14 años. El padre le regaló una trompeta pero el chico la cambió por una guitarra acústica. No lograba dominarla con la mano derecha. Se convenció de que iba a ser imposible para él tocar hasta que un día, una foto de Slim Whitman, un músico norteamericano de country, le llamó la atención: tocaba como zurdo. En ese momento invirtió las cuerdas y comenzó a dominar el instrumento. Tocaba en su cuarto canciones de Chuck Berry.

 

A los 15 fue a ver a los Quarrymen, un grupo que tocaba rock y skiffle. Allí conoció a John Lennon. Al poco tiempo lo invitaron a sumarse, sería la guitarra rítmica. Con John se hicieron muy amigos. Al poco tiempo, Paul sumó a la banda a un guitarrista más joven que él al que había conocido en el colectivo que los llevaba al colegio. Se llamaba George Harrison. La banda se completó con Stu Sutcliffe al bajo, otro estudiante de arte. Empezaron a tocar en algunos lugares de su ciudad hasta que consiguieron un contrato para presentarse en Hamburgo. Ya eran cinco porque incorporaron a Pete Best como baterista. La residencia en Hamburgo les dio un entrenamiento diario fenomenal. Tocaban cada noche durante horas. Aprovecharon esas horas de vuelo para conocerse, para desarrollar complicidades. Después de haber sido Johnny and the Moondogs, Beatals y The Silver Beetles ya habían adoptado, para ese momento, su nombre definitivo: The Beatles.

El resto es historia. Stu abandona la banda (y después muere) y Paul toma el bajo. Tony Sheridan, Decca, The Cavern, las primeras grabaciones, Brian Epstein, George Martin, el cambio de Ringo por Pete Best y la explosión inglesa de Love Me Do en octubre de 1963. Unos meses después la Beatlemanía, un fenómeno nunca visto. Muchos apostaron a que luego del furor, de las giras repletas de alaridos, de las corridas por las calles, de la histeria de las fans, de las películas y de los millones de copias vendidos, el furor pasaría. Que el grupo perdería su influencia, su predominancia. Debió tratarse de una de las profecías más erradas de la historia.

 

 

Junto a Lennon se convirtieron en el dúo de compositores más reconocido y exitoso de la era moderna. Lograron meter sus creaciones en los cancioneros universales. Componían temas actuales pero que al mismo tiempo, casi de inmediato, se convertían en standards. En 1965 él sólo, sin los otros tres, y una orquesta de cuerdas grabó Yesterday, un clásico instantáneo que compuso durante un sueño. Los Beatles de la mano de John y de Paul se sumergieron en la experimentación. Paul, influido por Stockhausen fue el que inició el movimiento hacia otro lado. Ya nada sería lo mismo. Revolver y Rubber Soul ya lo habían demostrado. Aunque fue Sgt Pepper el álbum que provocó el quiebre definitivo. La idea surgió de Paul, en busca de salir de esa olla presión en que se había convertido la fama extrema. Trajes de colores, bigotes tupidos y algo estrafalarios y alter egos para los cuatro, para esconderse detrás de ellos y liberarse. Después vendrían el Álbum Blanco, las sesiones de Let it Be y el gran final con Abbey Road y ese lado B de temas encadenados.

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