El mundo de la Fórmula 1 quedó sorprendido esta semana luego de que se conociera un episodio insólito en la sede del equipo Alpine, ubicada en la región francesa de Viry-Châtillon. Dos personas ingresaron de manera ilegal al edificio durante la noche del lunes, lo que desató una investigación judicial por presunto espionaje industrial.
De acuerdo con los primeros informes, los intrusos rompieron una ventana lateral para acceder al vestíbulo y luego forzaron varias puertas de oficinas vinculadas a la dirección técnica del equipo. Aunque no se detectaron robos ni daños materiales importantes, el modo de ingreso y la selección de los despachos revisados encendieron las sospechas. Todo apunta a que el objetivo podría haber sido obtener información técnica o documentos sensibles sobre el desarrollo de los monoplazas.
La fiscalía de Evry confirmó que el caso quedó en manos de la División de Delincuencia Territorial. Por ahora, no hay detenidos ni indicios firmes sobre la identidad de los responsables, pero las cámaras de seguridad y los peritajes científicos serán claves para avanzar en la investigación.
El hecho ocurre en un momento complejo para Alpine, que atraviesa una temporada muy por debajo de las expectativas. Con solo 22 puntos en el campeonato de constructores, la escudería —que representa a Renault— se encuentra en el último lugar de la tabla y busca cerrar el año con dignidad. Mientras Pierre Gasly intenta rescatar los últimos puntos posibles y el argentino Franco Colapinto se prepara para consolidarse en el equipo, el clima interno no parece el ideal.
En el paddock, el rumor sobre espionaje no sorprendió a nadie. Las nuevas regulaciones técnicas previstas para 2026 vuelven especialmente codiciada cualquier información sobre el diseño o las pruebas de los autos. En una categoría donde cada detalle puede valer millones, las filtraciones o infiltraciones no son un tema menor.
Desde el entorno de Alpine intentaron bajar la tensión y aseguraron que no se sustrajo material alguno. Sin embargo, el hermetismo del equipo y el silencio en sus canales oficiales alimentan las especulaciones.
En Salta y en toda la Argentina, donde el avance de Colapinto mantiene viva la pasión por la Fórmula 1, el episodio generó inquietud entre los fanáticos. Muchos temen que este conflicto interno complique el desarrollo de la escudería y afecte los planes para la próxima temporada.
Mientras la justicia francesa avanza con la investigación, Alpine refuerza su seguridad y evalúa los posibles daños a su reputación. En un año donde los resultados no acompañaron, la sospecha de espionaje suma un nuevo dolor de cabeza para el equipo galo, que busca recomponer su imagen antes del cierre de campeonato.
