En una noche cargada de expectativa, Juventud Antoniana no pudo romper el cerrojo de Gimnasia y Esgrima de Chivilcoy y se llevó un empate sin goles en el estadio Padre Martearena, por la ida de la reválida del Torneo Federal A.
El partido fue trabado desde el arranque, con un Gimnasia y Esgrima que apostó a un juego friccionado, cortando el ritmo y enfriando las acciones para desesperar a los locales. Los dirigidos por Adrián Adrover intentaron tomar las riendas, pero les costó encontrar claridad en los últimos metros. Cuando lograron conectar en ataque, las chances creadas se toparon con la falta de puntería o con las manos firmes del arquero visitante, Tomás Palleres, quien se convirtió en figura del encuentro.
Juventud mostró actitud y fue al frente con el empuje característico de su gente, que colmó las tribunas del Martearena. Sin embargo, el equipo salteño equivocó los caminos para vulnerar a un rival que se plantó con orden y sacrificio. La entrada de Alejandro Guglielmo en el segundo tiempo, por decisión del técnico Alberto Salvaggio, reforzó el esquema defensivo del Lobo y complicó aún más las intenciones antonianas, con un Mateo Mamaní bien controlado.
El empate dejó un gusto amargo en los hinchas, que esperaban una victoria para viajar a Chivilcoy con mayor tranquilidad. Ahora, el Santo deberá apelar a su garra y mejorar la definición para revertir la serie en condición de visitante. La revancha será un desafío de alto voltaje.
La próxima semana, los ojos de la provincia estarán puestos en el duelo decisivo. Los antonianos saben que no hay margen para el error: una victoria en Buenos Aires es la única vía para mantener viva la ilusión de seguir en la tercera categoría del fútbol argentino. La fe está intacta, pero el equipo deberá ajustar los detalles y mostrar su mejor versión para volver a casa con una sonrisa.