La agroindustria argentina tuvo un desempeño sobresaliente en julio de 2025. Según datos de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), el sector liquidó US$4102 millones, lo que representa un incremento del 57% en comparación con julio de 2024 y un 10% más que el mes anterior. Se trata del mayor ingreso mensual registrado para un mes de julio desde 2002, cuando comenzaron las estadísticas formales.
El total acumulado en lo que va del año asciende a US$19.500 millones, un 43% más que en el mismo período del año pasado. Esta cifra confirma el peso clave del sector agroexportador en la economía nacional.
Detrás de este salto se encuentran múltiples factores, pero uno de los más influyentes fue el fin de la rebaja temporal de retenciones a la soja y el maíz, que venció el 30 de junio. Ante esta situación, muchas empresas agroexportadoras aceleraron sus operaciones para aprovechar los beneficios fiscales antes del vencimiento.
En ese contexto, las firmas debieron anticipar el 95% del valor de los contratos de exportación y prepagar los derechos de exportación, generando un fuerte flujo de divisas en el corto plazo.
Desde CIARA-CEC subrayaron que estos ingresos son clave para financiar las compras de granos a productores locales, permitiendo pagar precios más competitivos y sostener la actividad productiva en el interior del país.
El ingreso de dólares del campo no se da exactamente al momento de exportar los productos. De hecho, la liquidación suele anticiparse entre 30 y 90 días, dependiendo del producto: los granos se liquidan con un mes de antelación, mientras que las harinas y aceites proteicos, como la soja procesada, lo hacen con hasta tres meses de anticipación.
Esto significa que los números mensuales pueden fluctuar mucho según la etapa de la campaña agrícola, los precios internacionales, el clima, las regulaciones y hasta los feriados o medidas de fuerza sindicales.
Los productos derivados de la soja siguen siendo los principales generadores de divisas para la Argentina. En particular, la harina de soja lidera el ranking, seguida por el aceite de soja y el maíz, en ese orden.
Este perfil exportador posiciona a la Argentina como uno de los grandes jugadores globales en la provisión de alimentos y energía vegetal, lo que vuelve al sector aún más sensible a los vaivenes del mercado internacional.
Con el fin del beneficio de retenciones y un nivel de liquidación ya muy elevado en julio, se espera que el ritmo de ingresos se modere en agosto y septiembre, salvo que nuevas medidas del Gobierno incentiven nuevamente la comercialización.
Aun así, el dato fuerte de julio dejó bien claro que el campo sigue siendo un motor clave para el ingreso de dólares, fundamentales para estabilizar la economía, enfrentar compromisos financieros y abastecer el mercado interno de divisas.
Además, hay expectativa en el sector por posibles cambios regulatorios o nuevas herramientas financieras que favorezcan la competitividad de los exportadores, en un contexto donde cada dólar cuenta.
El ingreso de dólares por exportaciones agrícolas es vital no solo para las arcas del Estado, sino también para la economía en general. Estos fondos permiten pagar importaciones, sostener reservas del Banco Central y contener la presión sobre el tipo de cambio, algo especialmente sensible en la coyuntura argentina.
El récord alcanzado por el campo en julio no es solo una estadística. Impacta directamente en la estabilidad económica del país y puede abrir la puerta a mejores condiciones para los productores, las economías regionales y, en última instancia, los consumidores.
Aunque el contexto internacional sigue siendo incierto y los desafíos internos no desaparecen, los números hablan por sí solos: el agro argentino tiene músculo y sigue siendo el gran generador de dólares.