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Problemas, más problemas...

Ya casi sin dólares en el Central, Guzmán queda en una encrucijada: más cepo o más devaluación

Cristina Kirchner también advirtió los problemas para acumular reservas y acusó a los que compran divisas “por deporte”.

Para el segundo semestre se espera un incremento de la tensión cambiaria
Para el segundo semestre se espera un incremento de la tensión cambiaria

La acumulación de reservas fue uno de los objetivos prioritarios que planteó el acuerdo light firmado con el FMI. No se trata de un capricho: en economías tan débiles como la Argentina, la única forma de recuperar confianza es con los dólares sobre la mesa. El fracaso del Banco Central en esta tarea a lo largo del 2022 es notorio y a esta altura indisimulable.

De las distintas metas comprometidas ante el Fondo, la que quedó más lejos en este segundo trimestre es justamente la de acumulación de reservas. En cambio, el nivel de déficit fiscal se estaría cumpliendo con algo de “contabilidad creativa”. Y lo mismo sucede con los límites estipulados para el financiamiento monetario del BCRA al Tesoro, a través de Adelantos Transitorios (ATs).

El incremento de reservas netas es diferente, porque resulta mucho más difícil de “dibujar”. El Fondo Monetario aportó lo suyo en el primer trimestre con un desembolso inicial de USD 9.800 millones, pero ahora todo depende la capacidad del Central para comprar los excedentes de dólares del mercado cambiario. Y no le está yendo bien en esa tarea.

En lo que va del año, la acumulación de divisas no supera los USD 900 millones, aun en medio de un récord de liquidaciones del sector cerealero. Ni los altos precios de la soja y el resto de las materias primas que exporta la Argentina alcanzaron. Martín Redrado lo dijo de este modo: “Al Banco Central se le están escurriendo los dólares como agua entre los dedos”. Hace un año, para esta misma época el BCRA había conseguido comprar casi USD 6.000 millones.

¿Qué hay detrás de esta “sequía” de dólares en medio de exportaciones que vuelan? Varios factores: por un lado las importaciones también son récord, especialmente por la necesidad de comprar gas (y también gasoil) a precios internacionales que volaron por la guerra entre Rusia y Ucrania. Los viajes y las compras con tarjetas al exterior ya se llevan cerca de USD 500 millones mensuales (así surge de los datos a abril) y la cifra va en aumento. Y hay otros sectores que “gotean” todos los meses, como cancelación de deuda en dólares de empresas al exterior o pago de servicios que provienen del exterior.

En ese “goteo” aparecen otros rubros. Es insólito dentro de este contexto que el Banco Central aún mantenga habilitada la canilla del “dólar solidario”. En abril, último dato oficial disponible, los ahorristas le compraron al BCRA USD 138 millones, de a 200 dólares por cabeza. ¿No sería más lógico cerrar esta ventanilla y que los ahorristas compren esa misma cantidad o incluso más a través del dólar MEP, cuando la cotización es idéntica?

En medio del acto por los 100 años de YPF, la propia Cristina Kirchner puso esta problemática en el centro de la escena: “Hay un deporte nacional por apoderarse de las reservas del Banco Central, sobre todo con esta brecha”, en referencia a la diferencia de 70% entre el dólar oficial y el financiero. Inmediatamente después llegó la siguiente frase: “Lo único que te pido es que uses la lapicera ... con los que tienen que darle cosas al país”.

La lectura llana indica que esa “lapicera” tendría que usarse para cobrar más retenciones, aprovechando los altos precios internacionales de los commodities. Es el reclamo que motoriza el kirchnerismo duro hace semanas. Pero una medida de esas características no solucionaría la falta de dólares, más bien lo agravaría más allá de cierto alivio fiscal de corto plazo.

De lo que no hay ninguna duda es que su preocupación está puesta en esta peligrosa dinámica cambiaria. Cristina sabe que el límite para darle rienda suelta a la emisión es el comportamiento del dólar. Y la escasez de reservas faltando todavía un año y medio para las elecciones es sumamente arriesgado.

La vicepresidenta enfatizó que el Central no logra apropiarse de los dólares porque otros lo impiden “por deporte” o, puesto de otra forma, por mera especulación. Por eso aludió de manera concreta al efecto de la brecha cambiaria, que básicamente alienta a los importadores a comprar todo lo posible aprovechando este diferencial. Al mismo tiempo, los exportadores buscan retrasar la liquidación esperando un tipo de cambio más alto.


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