Lo que prometía ser una travesía de lujo terminó en un naufragio inesperado que ya da la vuelta al mundo. En Turquía, un yate de alta gama llamado Dolce Vento, valuado en más de 1.300 millones de pesos argentinos, se hundió apenas 15 minutos después de zarpar en su viaje inaugural. La embarcación de 24 metros, construida hace apenas cinco meses, sufrió una falla de estabilidad que la hizo volcar a pocos metros de la costa del Mar Negro, frente a la ciudad de Ereğli.
A bordo viajaban el propietario, el capitán y dos tripulantes. Todos lograron saltar al agua y salvar sus vidas antes de que el yate se hundiera por completo. Las imágenes del momento fueron registradas en video y rápidamente se viralizaron en redes sociales, mostrando la desesperación de la tripulación al intentar evitar el desastre.
Los informes preliminares señalan que el hundimiento podría haberse producido por un error de ingeniería, aunque no se descartan otras causas. La Guardia Costera turca ya inició una investigación junto a técnicos del astillero que fabricó la nave.
El caso generó revuelo no solo por el valor económico de la embarcación, sino también por la velocidad con la que todo ocurrió. El Dolce Vento se fue a pique en menos de 15 minutos, sin condiciones climáticas adversas ni incidentes previos.
La seguridad en el agua no es un tema menor, y este tipo de incidentes internacionales sirven para reflexionar también a nivel local sobre la importancia de los controles técnicos y el cumplimiento de normativas.
El naufragio dejó pérdidas millonarias y una escena impactante, pero por fortuna no hubo víctimas fatales. El Dolce Vento, que prometía ser un símbolo de lujo y sofisticación, terminó convertido en una tragedia flotante que ahora yace en el fondo del mar.