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Venezuela

Siete meses sin el gendarme argentino detenido por el dictador Nicolás Maduro

El testimonio de la pareja de Nahuel Gallo expone el impacto emocional, la falta de respuestas y la resistencia frente a su desaparición forzada

Siete meses sin el gendarme argentino detenido por el dictador Nicolás Maduro

Han pasado más de siete meses desde que Nahuel Agustín Gallo, un gendarme argentino de 33 años, fue detenido el 8 de diciembre de 2024 por el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

 

Lo que debía ser una visita familiar para pasar las fiestas con su pareja, María Alexandra Gómez, y su hijo de dos años, Víctor, se convirtió en una pesadilla de incertidumbre y dolor. Nahuel, cabo primero de la Gendarmería Nacional Argentina, ingresó al país caribeño desde Colombia a través del Puente Internacional Francisco de Paula Santander, con todos los documentos en regla.

Sin embargo, fue detenido por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) bajo acusaciones infundadas de "acciones desestabilizadoras" y "terrorismo", sin que se hayan presentado pruebas concretas en su contra.María Alexandra Gómez, su pareja, recuerda con angustia el último contacto con Nahuel: “A las 10:57, nunca se me olvida, recibo esa llamada de Nahuel diciendo que lo ayudara. Y se me vino el mundo encima. Me colgó”. Desde entonces, no ha tenido comunicación directa con él. La única prueba de vida llegó en enero de 2025, cuando el régimen venezolano difundió un video mostrando a Nahuel en una prisión, posiblemente El Rodeo, caminando junto a otros detenidos.

Según fuentes extraoficiales, personas que compartieron espacio con él confirmaron haberlo visto en esa cárcel, pero las autoridades venezolanas no han proporcionado información oficial sobre su paradero, estado de salud o situación legal.La vida de María Alexandra y su hijo cambió drásticamente. Ella lucha por mantener viva la imagen de Nahuel en la mente de Víctor, mostrándole fotos y videos para que no olvide a su padre. “Cada vez que ve una foto, dice ‘papá’.

Lo reconoce”, relata con emoción. Sin embargo, la culpa también la acompaña: hace un año, su deseo de regresar a Venezuela tras seis años en Argentina motivó el viaje familiar. “Me sentí responsable de lo que le pasó”, confiesa. Sus visitas a la cárcel, donde cree que Nahuel está recluido, han sido marcadas por la frustración y el miedo, enfrentándose a agentes encapuchados que niegan la presencia del gendarme.

El caso de Nahuel ha escalado a un conflicto diplomático entre Argentina y Venezuela. El gobierno argentino, liderado por el presidente Javier Milei, ha denunciado la detención como “arbitraria” y un “crimen de lesa humanidad”, presentando reclamos ante la Corte Penal Internacional (CPI) y la Organización de los Estados Americanos (OEA).

El 27 de junio de 2025, el embajador argentino ante la OEA, Carlos Cherniak, exigió la liberación inmediata de Nahuel y de otros detenidos ilegalmente, denunciando las violaciones sistemáticas de derechos humanos por parte del régimen de Maduro. Además, Argentina ha acusado al gobierno venezolano de usar la detención de ciudadanos extranjeros como una táctica de presión política.

Mientras tanto, la familia de Nahuel vive en un limbo de esperanza y desesperación. María Alexandra no ha dejado de buscarlo, aferrándose a sueños recurrentes en los que Nahuel es liberado. “No he dejado de quererlo. Todos los días le hablo a su hijo de él. Ese es el sueño más nítido que tengo”, asegura. La comunidad internacional, incluyendo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ha instado a Venezuela a garantizar los derechos de Nahuel, pero la opacidad del régimen mantiene a su familia y al gobierno argentino sin respuestas.

 


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