La previa de la Nochebuena se vio atravesada por el desorden y la incertidumbre en el Aeroparque Jorge Newbery, donde un fuerte temporal obligó a suspender y demorar gran parte de los vuelos programados. Lo que había comenzado como una jornada marcada por el intenso movimiento de pasajeros por las Fiestas terminó convirtiéndose en una experiencia caótica para miles de personas que intentaban llegar a destino.
La tormenta, que se desató de manera repentina sobre la Ciudad de Buenos Aires, incluyó lluvias intensas, ráfagas de viento y actividad eléctrica. Estas condiciones activaron de inmediato los protocolos de seguridad aeroportuaria, que impiden la carga de combustible y el desplazamiento de aeronaves en pista, lo que llevó a la paralización casi total de las operaciones durante varias horas.
El impacto fue inmediato. Las pantallas de la terminal comenzaron a mostrar vuelos cancelados, demorados o reprogramados sin horario definido, mientras las salas de embarque se colmaban de pasajeros con valijas, familias con chicos y personas que esperaban viajar para pasar la Navidad con sus seres queridos. En muchos casos, la falta de información concreta profundizó el malestar.
La baja visibilidad en la zona de la Costanera y las condiciones adversas obligaron además a varios aviones a permanecer en espera o a desviarse hacia aeropuertos alternativos, principalmente Ezeiza. Sin embargo, esa terminal también comenzó a registrar demoras debido a la acumulación de vuelos y al mismo frente climático, lo que complicó aún más la situación general del sistema aéreo.
El contexto no ayudó. Se trata de uno de los momentos de mayor demanda del año, con vuelos que suelen operar completos y con escaso margen para reubicaciones rápidas. Por ese motivo, muchas reprogramaciones quedaron sujetas a disponibilidad para los días siguientes, generando la posibilidad de pasar la Nochebuena lejos del destino previsto.
Las aerolíneas que operan en Aeroparque trabajaron contrarreloj para reorganizar sus cronogramas, priorizando la seguridad operativa. A medida que el clima mostró algunas mejoras, las actividades se retomaron de manera gradual, aunque el atraso acumulado hizo que la normalización total se extendiera hasta la noche.
Desde el sector aerocomercial recomendaron a los pasajeros no concurrir al aeropuerto sin antes verificar el estado de su vuelo a través de los canales oficiales de cada compañía. También pidieron paciencia frente a las reprogramaciones, ya que en fechas como Navidad y Año Nuevo la alta ocupación limita las alternativas inmediatas.
El episodio dejó en evidencia, una vez más, cómo los fenómenos climáticos intensos pueden alterar por completo la operatoria aérea, especialmente en jornadas clave. Mientras tanto, miles de viajeros esperan que el clima acompañe y que los vuelos puedan retomar su ritmo habitual para cerrar el año sin más contratiempos.