Un profundo clima de conmoción se vivió en las últimas horas en la Quinta Presidencial de Olivos, luego de que un soldado del Ejército Argentino fuera hallado sin vida mientras cumplía funciones de seguridad en el predio donde reside el presidente de la Nación. El hecho ocurrió durante la madrugada y activó de inmediato los protocolos de seguridad y actuación judicial correspondientes.
El efectivo fue encontrado sin signos vitales en uno de los puestos internos de vigilancia, lo que motivó la intervención de personal médico de emergencia que, al llegar al lugar, constató el fallecimiento. Ante la gravedad del episodio, se dio aviso inmediato a la Justicia Federal, que quedó a cargo de la investigación para determinar cómo se produjo la muerte.
El caso es investigado por el Juzgado Federal con competencia en la zona, bajo la órbita de la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien ordenó la intervención de distintas áreas especializadas de las fuerzas federales para llevar adelante las pericias correspondientes dentro del predio presidencial. Desde ese momento, el lugar fue preservado para la recolección de pruebas y el análisis de la escena.
De acuerdo a la información oficial, el soldado se encontraba apostado en el perímetro de la residencia presidencial cuando se habría efectuado un disparo con un arma larga, que le provocó la muerte en el lugar. El arma habría sido hallada junto al cuerpo, lo que forma parte de los elementos que ahora son analizados por los investigadores.
Las autoridades indicaron que todas las hipótesis permanecen abiertas y que la investigación se encuentra en pleno desarrollo. Por el momento, no se difundieron conclusiones preliminares y se aguarda el resultado de las pericias balísticas, forenses y psicológicas para poder reconstruir con precisión lo ocurrido durante las horas previas al hecho.
La investigación quedó en manos de la División Homicidios de la Policía Federal Argentina, que trabaja bajo directivas judiciales dentro de un contexto de máxima reserva, debido a la sensibilidad del lugar donde ocurrió el episodio y a la función estratégica que cumple la seguridad de la Quinta de Olivos.
El joven fallecido fue identificado como Rodrigo Gómez, de 21 años, oriundo de la provincia de Misiones. Prestaba servicio como soldado del Ejército Argentino y se encontraba asignado al Escuadrón Chacabuco del Regimiento de Granaderos a Caballo, fuerza histórica que tiene a su cargo tareas de custodia y seguridad en áreas presidenciales, entre ellas la residencia de Olivos.
Gómez cumplía funciones de vigilancia dentro del predio al momento del hecho. Su corta edad y el contexto en el que se produjo su muerte generaron un fuerte impacto tanto en el ámbito militar como en los círculos políticos y de seguridad nacional.
Desde el entorno institucional se informó que, ante el hallazgo del cuerpo, se activaron de inmediato los protocolos internos previstos para este tipo de situaciones, lo que incluyó la intervención de servicios de emergencia, la notificación judicial y el despliegue de personal especializado para preservar la escena.
El episodio puso nuevamente en el centro del debate las exigencias y presiones que enfrentan los efectivos encargados de tareas de custodia en espacios de alta responsabilidad institucional. Si bien por el momento no se brindaron detalles sobre el estado emocional o las condiciones previas del soldado, estos aspectos forman parte de la investigación en curso.
Fuentes oficiales indicaron que cualquier información confirmada será comunicada exclusivamente por la autoridad judicial competente, con el objetivo de evitar especulaciones y garantizar el correcto desarrollo del proceso investigativo.
La Quinta de Olivos es uno de los puntos más sensibles en materia de seguridad nacional, por lo que el hecho generó un inmediato despliegue de medidas internas y un seguimiento minucioso por parte de las autoridades federales. La investigación busca determinar si se trató de un hecho accidental, un suicidio u otra circunstancia que explique lo ocurrido.
Mientras avanzan las pericias, el caso mantiene en vilo a las fuerzas de seguridad y a la opinión pública, a la espera de precisiones oficiales que permitan esclarecer las circunstancias de la muerte del joven soldado que cumplía funciones en uno de los lugares más custodiados del país.
El trágico episodio deja un profundo impacto institucional y humano, y vuelve a poner el foco en la realidad cotidiana de quienes integran las fuerzas armadas y de seguridad, muchas veces expuestos a situaciones de alta exigencia en silencio y lejos de sus familias.
