El Senado aprobó este viernes en general el Presupuesto 2026, una de las iniciativas centrales para el gobierno de Javier Milei, en una sesión extensa y cargada de cruces políticos. La votación terminó con 46 votos afirmativos, 25 negativos y una abstención, pero el clima de consenso quedó lejos de ser pleno y la discusión en particular anticipa un escenario más complejo.
La llamada “ley de leyes” logró avanzar gracias al acompañamiento del oficialismo de La Libertad Avanza y de bloques considerados dialoguistas, entre ellos la Unión Cívica Radical, el PRO y un grupo reducido de senadores peronistas que no responden a la conducción tradicional del PJ. También aportaron votos legisladores que suelen moverse con autonomía y mantienen vínculos directos con gobernadores.
Sin embargo, el respaldo no fue gratuito. Desde distintos sectores se expresaron objeciones puntuales a algunos artículos incorporados al proyecto, especialmente el 12 y el 30, que se convirtieron en el principal foco de tensión. Allí se concentran facultades y lineamientos que, según sus críticos, refuerzan el margen de discrecionalidad del Poder Ejecutivo en el manejo de partidas y en decisiones de impacto fiscal.
Durante el debate, el peronismo cuestionó con dureza el enfoque general del Presupuesto 2026, al considerar que consolida un ajuste prolongado y condiciona áreas sensibles del Estado. A esas críticas se sumaron planteos de senadores que, si bien acompañaron en general, advirtieron que no avalarán determinados puntos si no se introducen modificaciones en la votación artículo por artículo.
Desde el oficialismo defendieron el proyecto como una herramienta indispensable para sostener el rumbo económico y garantizar previsibilidad fiscal. En ese sentido, remarcaron que el Presupuesto busca consolidar el equilibrio de las cuentas públicas, reducir el déficit y enviar señales claras a los mercados y a los organismos internacionales.
La sesión dejó en claro que el apoyo conseguido no implica un cheque en blanco. La votación en particular aparece como el verdadero campo de batalla, donde podrían prosperar cambios o directamente caer algunos artículos que hoy generan resistencia incluso entre aliados del Gobierno.
El avance del Presupuesto en el Senado representa un paso clave para la Casa Rosada, que necesita cerrar el año legislativo con una norma que ordene el gasto y respalde su programa económico. Al mismo tiempo, expone las dificultades de Milei para sostener mayorías estables en el Congreso y la necesidad permanente de negociar con bloques que acompañan con condiciones.
En ese equilibrio delicado se definirá el tramo final del debate. La aprobación en general marcó un respaldo político relevante, pero el desenlace del Presupuesto 2026 todavía está abierto y dependerá de cómo se resuelvan las diferencias que quedaron sobre la mesa. Si querés, en el próximo mensaje puedo ajustar aún más la extensión, reforzar el SEO o cambiar el tono para que sea más duro o más institucional.