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DESUBICADO

Escándalo en el Congreso por comentarios sexistas captados por micrófonos abiertos

Un diputado quedó expuesto durante la jura de los nuevos legisladores al emitir expresiones inapropiadas hacia varias diputadas electas.

Escándalo en el Congreso por comentarios sexistas captados por micrófonos abiertos

La Cámara de Diputados vivió una jornada que debería haber estado marcada por la formalidad y el recambio legislativo, pero terminó opacada por una serie de comentarios machistas pronunciados en plena sesión y captados por los micrófonos abiertos del recinto. Mientras se desarrollaba la jura de los 127 legisladores electos y se ratificaba a Martín Menem como presidente del cuerpo, el diputado Gerardo Cipolini quedó en el centro de la polémica por expresiones dirigidas a varias colegas.

El primer comentario se produjo cuando el secretario parlamentario llamó a prestar juramento a los diputados chaqueños. En ese momento, y creyendo que no estaba siendo escuchado por la transmisión oficial, Cipolini dijo: “Rosario Goitía… che, ¡qué buena que está!”. La frase, pronunciada mientras él mismo presidía la sesión, se escuchó de manera nítida tanto en el recinto como en las pantallas que seguían la ceremonia.

A pesar de la incomodidad generada entre varios legisladores y asesores, la sesión continuó sin interrupciones. Cipolini tomó la fórmula de rigor y completó el juramento de los chaqueños sin hacer referencia al comentario. Sin embargo, lejos de detenerse allí, el diputado repitió minutos más tarde otro exabrupto, esta vez dirigido a la diputada electa María Graciela de la Rosa. Y más adelante volvió a ocurrir cuando intervino la legisladora Mónica Becerra.

Los tres momentos quedaron registrados y comenzaron a circular rápidamente en redes sociales, donde los recortes de video y audio se viralizaron en pocos minutos. Usuarios de distintas provincias, dirigentes políticos y organizaciones vinculadas a la defensa de los derechos de las mujeres expresaron su indignación y denunciaron la naturalización de actitudes machistas en ámbitos institucionales que deberían regirse por el respeto y la igualdad.

Dentro del recinto, la reacción fue más contenida pero no menos evidente. Varios diputados intercambiaron miradas y gestos de incomodidad, mientras algunos asesores comentaban la posibilidad de que hubiera un pedido de disculpas formal en las próximas horas. Otros, en cambio, se mostraron sorprendidos por la repetición de los comentarios, considerando que el diputado ya sabía que los micrófonos estaban abiertos.

El episodio dejó en segundo plano el resto de la jornada, que incluía la reelección de Menem al frente de la Cámara y el juramento de los nuevos legisladores. Incluso los discursos de bienvenida y las fotos protocolares quedaron eclipsados por la repercusión que tomaron los dichos de Cipolini, especialmente por tratarse de expresiones emitidas desde la misma conducción de la sesión.

Con el correr de la tarde, el tema se instaló en la agenda pública. Mientras la ceremonia seguía su curso normal, el debate ya era inevitable: ¿qué rol deben asumir los representantes nacionales en materia de responsabilidad institucional y respeto dentro del ámbito legislativo? Para muchos, la conducta de Cipolini no solo resultó inapropiada en el contexto del acto, sino que también reflejó un problema más profundo vinculado a las prácticas que persisten en la política argentina.

Más allá de cualquier explicación que pueda ofrecer el diputado en los próximos días, el episodio dejó una marca incómoda en un acto que debería haberse caracterizado exclusivamente por la formalidad y el recambio democrático. En un escenario social donde las demandas de igualdad y perspectiva de género están cada vez más presentes, estos gestos adquieren un peso simbólico que trasciende lo anecdótico.

Por ahora, la Cámara de Diputados no informó sobre eventuales medidas o pronunciamientos institucionales, aunque en los pasillos del Congreso se comenta que el tema podría tratarse en las próximas reuniones de labor parlamentaria. Lo cierto es que, más allá de la continuidad de la ceremonia, la jornada quedará recordada por lo que reveló un micrófono abierto: expresiones que, lejos de pasar desapercibidas, reavivaron el debate sobre el comportamiento de quienes ocupan un cargo público y representan a la ciudadanía.


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